Lee esta carta cuando quieras sonreír.

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"Si tomaste esta carta, es porque estas un poco mal. Lo entiendo. Seguramente ya hayamos hablado por FaceTime, o simplemente por teléfono. Pero esto tiene un no sé qué, que me gusta más. Tal vez por la diferencia de horario o algo así, no puedo responderte, entonces sabes que ésta carta esta aquí para ti.
Dice el diccionario, que la sonrisa es un gesto de alegría, felicidad o placer que se hace curvando la boca hacia arriba como si fuese a reír, pero levemente y sin emitir sonido. Entonces pienso, yo sonrío involuntariamente cuando veo que dibujas cosas en las servilletas de papel, cuando cantas en la ducha, cuando me abrazas por las noches, cuando intentas tocar el piano, en fin, me haces sonreír la mayoría del tiempo.
Y aquí va un secreto, cada vez que estoy lejos de ti, recuerdo todas esas cosas que mencioné, y me siento mejor.
Recuerda todo aquello que te haga sentir bien, tu sonrisa aparecerá sola.

Te amo.

Brad xx

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Di los últimos detalles al maquillaje, cómo siempre, un estilo sobrio para mí es suficiente. El pelo ondulado, suelto, un vestido ¿Estará bien? No lo sé. No sirvo para las citas.

— Estás perfecta – Dijo Claire, desde la pantalla de mi teléfono.
— Me siento extraña Claire, como si tuviese un ataque — dije acomodando la parte trasera de mi vestido.
— Son los nervios, tonta— sonrió — ¿No te dije que nunca me equivocaba con estas cosas? Tarde o temprano te invitaría a salir.
— ¿Eres una especie de bruja o algo así? — dije divertida.

Puse un poco de perfume en los lugares de siempre, en eso escucho el timbre sonar.
— Debo colgar Claire, llegó — dije mientras acomodaba un mechón detrás de mi oreja, malditos tics.
— No te preocupes, pásalo lindo — guiñó un ojo y colgó.

Dejé soltar un suspiro para controlar mis nervios, tomé la chaqueta y abrí la puerta.

— Hola, Jude — Bradley se acercó a mí, para besar mi mejilla.
— Hola— dije con timidez. Sus rizos estaban peinados de costado, y llevaba puesta una camisa muy bonita.
— ¿Vamos? — asentí y cerré la puerta detrás de mi, dejando los nervios atrás.

Me subí a su auto, mis manos temblaban un poco pero era normal. Normal en mí. Dejé mi cartera reposar en mi regazo, y escuché la puerta del conductor cerrarse.
Me miró algo nervioso, acomodó su cabello y sonrió, sentí mis mejillas arder Su presencia me hacía sonrojar, pero había algo en el tono de su voz y en su forma de sonreir que me relajaba. Puso el auto en marcha.

Estos últimos días estuvimos hablando mucho por teléfono, horas y horas. Pero sólo por mensajes, tal vez una que otra nota de voz suya tocando el piano, para preguntarme si me gustaba lo que estaba oyendo. Ahí me acordé lo que le costó invitarme a salir y sonreí. Estábamos en el bar como siempre y se quedó en la barra haciéndome compañía mientras tomaba su cerveza, Claire me miraba de reojo y se burlaba de la situación detrás de él, eso me hacía sonrojar más.

Su pregunta me tomó desprevenida "¿Estás libre el domingo por la noche?" Él sabía que era mi día libre. Me acuerdo que deje patinar uno de los vasos, pero lo pude agarrar antes de hacer un desastre. Asentí y sonreí.

Nos pusimos de acuerdo en ir a su casa, porque no queria incomodarme a mí con los medios que podían llegar a fotografiar nuestra cita.

— Pasa — dijo Bradley abriéndo la puerta de su hogar.
— Gracias — puse un pie dentro de la sala y sentí dos patas apoyadas en mi vestido.
— ¡Jesse! No tratamos así a las visitas ¿Recuerdas? — la perra se bajó y él la acarició — Lo siento —me reí y la acaricié.
— Está bien — dije riendo —Es muy linda.

Pedimos algo de comida, y nos concentramos en saber más del otro. Me preguntó cómo había conseguido el trabajo en el bar, y yo como se habia formado la banda. Jamás me había divertido tanto en una cita como en la nuestra. Mis ojos se fueron hacia el fondo de la sala.
— ¡Aquí está tu piano! — fui hacia allí y me senté — siempre quise aprender a tocar, pero mis padres consideraron que eran mejores las clases de baile.
— Es práctica — se sentó a mi lado y tocó las teclas, supongo que haciendo una nota — intenta esto — hizo algo con los dedos e intenté imitar. Hice cualquier cosa y bufé.

— Soy lo más torpe del planeta con este instrumento, Brad – reí, rindiendome.
— Ya te saldrá — se acercó más a mi en el banco, pasó su brazo por detrás de mi cintura, y puso su mano sobre la mía — coloca esto así — su perfume llegaba hasta mi y eso me encantaba, sentía que mi corazón latía más rápido, espero que no lo haya notado.

Giró su rostro hacia mi y estábamos muy cerca. Miré hacia abajo, y él sonrió. Nuestra distancia se acortaba más, hasta que juntamos nuestros labios. Su mano se colocó en mi mejilla y era suave, y me hacía sentir bien.
Nos separamos y enseguida besó mi mejilla, me apoyé en su hombro, y sonreímos los dos.

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"Recuerda todo aquello que te haga bien". Apoyé la carta en la mesa de luz y sonreí recordando nuestra primera cita...

Léeme - Bradley Simpson (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora