Suyeon estaba espantada por la estampida de alumnos que se acercaron con rapidez a la fila para ordenar en la cafetería."¡Son neandertales!" Fue lo primero que pensó en cuanto vió como casi se mataban por conseguir un poco de pizza.
Suyeon ni loca se iba a sumar a la pila de gente.
—Igual, no es que tenga mucha hambre.— Se trató de convencer a sí misma, pero su estómago se reía de ella en forma de gruñidos.
—¡Suyeon!—Una voz la llamó mientras iba caminando por el pasillo de regreso a su clase.—Hola.— Saludó con una sonrisa calida.
—Hola.—Respondió observando al chico quien solo sonreía mientras detallaba a su persona.
—¿Ya comiste?—Preguntó al notar que venía de la cafetería. Suyeon negó.— Oh.
—Sí, oh.— La chica sonrió, como modo de despedida a punto de irse, pero el chico tímidamente tomó su hombro.
—Espera ¿Te importaría comer conmigo?— Suyeon ladeó la cabeza algo confundida, no fue hasta que Seungmin levantó un pequeño recipiente envuelto en tela.
—Oh, no no no. No quiero ser molestia.— Negó con sus manitas mientras sonreía tímidamente, acto que a Seungmin le pareció inocente y tierno.
—Suyeon, no eres una molestia ¡Tengo suficiente para ambos!— Habló, pero Suyeon volvió a negar.— Por favooooor.
—No tengo mucha hambre.— Su estómago gruñó.
El castaño mordió sus labios para evitar soltar una risa.
—Come conmigo, por favor, por favor, por favor.— Puchereó, buscando la mirada de la más baja.— No quiero comerme todo esto.— Levantó el recipiente, pero la mirada de Suyeon seguía en sus agujetas.— No quiero comer solo, Suyeonnie.
Suyeon levantó la mirada con los ojos bien abiertos y las mejillas sonrojadas sin razón aparente, al menos para ella.
¿Por qué de repente le hablaba con tanta confianza?
El chico al tener la mirada de Suyeon por fin a su vista, comenzó a hacer muecas graciosas, sacándole una risita a Suyeon.
—¡Te hice reír!— Celebró, la gente los veía de reojo en el pasillo.
—Me reí.— Afirmó Suyeon.
—¿Eso significa que comerás conmigo?— Mostró una sonrisa de dientes de lo más tierna.
Su estómago volvió a gruñir y guió por inercia su mano, mirando con pena al chico en frente.
—¡No puedes negarte!
¿Debería...?
—De acuerdo.
—Yeyyy.— Festejó, antes de tomar la mano de la chica y arrastrarla al jardín para compartir su comida con ella.
A Suyeon le sorprendió el repentino contacto y una corriente pasó de ahí a o todo su cuerpo, en especial a sus mejillas y su estómago, el cual parecía que revolvía hasta aquello que no había comido.
¿Será el hambre?
Pásense por mis otras historias ahre