—Déjala.— Susurró sujetando su celular con una mano mientras alejaba la otra del chico.Seungmin caprichoso volvió a tomar la mano de la pelinegra entre las suyas.— No.— Por pura maldad, Suyeon apretó su puño evitando que el castaño siguiera con las caricias en su palma.—Yah, ábrela.
—No.— Apretó con más fuerza tras percibir los intentos de Seungmin por abrirla y casi por naturaleza, soltó una risa con maldad.
En vista de que Suyeon parecía tener incluso más fuerza de lo que aparentaba, Seungmin pensó en alguna forma de fastidiarla.
Y ahora, fue su turno de reír maliciosamente.
Sin darle tiempo a reaccionar, Seungmin acercó su mano a sus labios y plantó un beso, llamando obviamente la atención de su amiga.
Comenzó a reír cuando vió su rostro.
—Yeonie, tienes los cachetitos rojos.— Riendo tomó uno de estos entre sus dedos y meneó con cuidado su rostro. Suyeon carraspeó y luego de pensarlo bien, también llevó sus manos al rostro del castaño, acunando este.— ¿Sabes por qué me gusta tomarte de la mano?
—No ¿Por qué?
—Son muy suaves, te juro que podría tomarte de la mano toda una vida.— Suyeon sonrió.
—¿No te cansarías?— Seungmin negó, aún con su rostro entre las manos de su amiga.—¿Jamás?
—Jamás.
¿Estaba bien ilusionarse?
Su sonrisa desapareció casi al instante al pensar en que las palabras de Seungmin no iban tan en serio como ella las estaba tomando. No iba a pasar, tenía que aprender a diferenciar entre la realidad y la fantasía.
—¿Sucede algo?— Preguntó el castaño tras el rostro decaído de su amiga.
Suyeon le restó importancia y negó. Volvió a tomar su celular separando sus manos del rostro de Seungmin y se dispuso a contestar un mensaje de Changbin.
Insatisfecho, Seungmin aprovechó para tomar la mano desocupada y entrelazarla con la suya, dejando que la palma sobre su propia mejilla para sentir el contacto.
Mientras tanto, observó el perfil de su amiga, tenía ligeramente el ceño fruncido y contestaba con rapidez. Curioso, acercó la cabeza para mirar la pantalla.
—¿Con quién vas a comer helado?— Preguntó.
Suyeon de giró y rápidamente con la mano en su mejilla apartó su cabeza.
—¡Chismoso!
—Celoso.— La corrigió, sin saber que aquello iba a ocasionar un lío en ella.
—¿Que qué? ¿C-celoso? ¿Por qué?
—Porque no me vas a acompañar a mí.— Puchereó tomando de nuevo su mano.— ¿Tu madre sabe que vas a verte con alguien?
Suyeon bufó.— Obvio, si no, se vuelve loca.
—¿Con quién vas a salir?— curioseó y Suyeon lo miró extrañada.
—Con alguien.— Resumió intentando verse interesante, puede que se ilusione o decepcione, pero quería ver la reacción de Seungmin.
—¿Y quién es ese alguien?
—No seas chismoso, Minie.— Le sacó la lengua y volvió a tomar su teléfono, desbloqueando ágilmente este y retomando la conversación con el chico en línea.
Habían quedado en que Changbin la iría a buscar a la escuela y se encontrarían con su madre en el centro para comer helados. Quedaban unos cuántos minutos para
—¿A él te ibas a confesar?
Suyeon tiró el teléfono bloqueado a la mesa.
Imposible.
Medio mundo se había dado cuenta que el chico al que se le iba a confesar en cuestión era el mismo que estaba acariciando su mano. No podía ser más obvia, incluso Changbin en el primer momento lo había notado.
¿Acaso Seungmin no se había dado cuenta o se estaba haciendo el bobo simplemente para evitar rechazarla?
—¿Si es él?
—No te importa.— Contestó algo grosera, sin poder evitarlo.
Seungmin suspiró y en un incómodo movimiento la atrajo a si en un abrazo.
—Yah, no te pongas así. Es solo que me importas y no quiero que andes con cualquiera ¿Si?— Buscó su mirada y le regaló una pequeña sonrisa, la cual no borró aún recibiendo el mohín en sus labios.
Seungmin no tenía idea de cuánto le afectaba su cercanía.
—La persona que te guste la tengo que aprobar yo. No voy a dejar que mi princesa ande con cualquier ogro que no sea como Shrek.— siguió con su charla de hermano protector que a Suyeon comenzaba a fastidiarle.
«Maldita sea, ¡Me gustas tú, tonto!»
—El chico que me gusta ni siquiera se da cuenta que me gusta.— Se lamentó en voz alta.— Literalmente creo que no puedo ser más obvia.
—Entonces dile.— Seungmin rompió el abrazo y se apoyó en el respaldo de su silla, estirándose con notoria pereza.— No hay mejor manera de que se entere si se lo confiesas.
Suyeon suspiró mirando hacia la ventana.
Seungmin tenía razón y se estaba planteando seriamente de nuevo si hacerlo, pero las acciones del castaño solo le daban señal de un fuerte rechazo.
—¿Y? ¿Lo vas a hacer?
—No tiene sentido, me va a rechazar.— Observó la hora en su teléfono y el mensaje de su amigo diciendo que ya estaba en la puerta esperándola. Dos minutos y era libre de la escuela por unas semanas.
Si no iba a la escuela...significaba que no vería a Seungmin con la misma regularidad...
—Si la persona en cuestión es tan estúpida para rechazarte, me dices.— Se hizo el duro y chocó su puño con su palma.— Voy a patearlo.
La campana sonó, indicando que por fin comenzaban las vacaciones y Suyeon mordió su labio, sintiendo cómo se arrepentiría por lo que iba a hacer, pero qué va, parecía una excelente oportunidad.
—Entonces, pateate.— Dió una última sonrisa tímida mientras sus mejillas se teñían de rojo. Tomó sus cosas con tanta agilidad y salió huyendo de ahí, dejando a Seungmin procesando sus palabras.
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Maybe llegue a los 40 si hago especiales