-Es aquí ¿No?- Preguntó señalando la casa en frente suyo y Suyeon asintió, apenada por tener que despedirse tan pronto.- Nos vemos mañana ¿Si?-Sip.- Le regaló una sonrisa.
Sintió el aire golpear con su palma cuando el castaño la soltó y ella puchereó.
Realmente no quería despedirse.
-¿No vas a entrar?- Seungmin le preguntó divertido, recordando cómo se quejaba del sol y justo ahora estaba parada en un punto donde pegaba demasiado.
No quería entrar, no quería dejar de verlo y no quería seguir pensando en que aquello era un sueño y al día siguiente ambos seguirían igual de distanciados.
Es entonces que, impulsada por sus pensamientos se acercó y pasó sus brazos por los costados del castaño, dando un penoso y tímido abrazo mientras apoyaba la cabeza en el pecho de su amigo.
Tal acción, había tomado completamente desprevenido a Seungmin pero rápidamente, aceptó el abrazo rodeándola igual.
-Realmente te extrañé mucho.- Susurró. Seungmin sonrió, acariciando su cabeza con cuidado.
Él también la había extrañado.
Suyeon se sentía tan bien abrazando a Seungmin y tenerlo junto a sí de esa manera la hacía sentir plena.
Y entonces una idea un tanto arriesgada se atravesó por su mente.
Se separó del chico quien le sonreía de una manera que para ella, parecía completamente genuina. Entonces, atrevidamente y tras ponerse un poco de puntitas, plantó un rápido beso en su mejilla sintiendo las suyas arder.
No se arrepentía, estaba sonrojada hasta las orejas, pero la sonrisa no se la quitaba nadie.
-¡Nos vemos mañana!- Musitó mientras salía corriendo hacia el pórtico de su casa y abría la puerta con su llave.
Entró de lo más rápido y se apoyó en la puerta, con miedo a asomarse por la ventana y que el castaño siguiera ahí de pie.
Se mordió el puño evitando soltar un grito. Definitivamente eso había sido valiente ¿No?
«¿Estará sonriendo? ¿Qué estará pensando? ¿Cómo lo habrá tomado? ¿Hice bien en hacerlo?» Se preguntaba a sí misma sin borrar la sonrisa y queriendo gritar a los cuatro vientos lo que había hecho.
Se sentía orgullosa de sí misma.
—La última vez que te ví estoy seguro que no tenías la cara roja.
Alarmada por la voz que no era de su madre, Suyeon se giró encontrándose con algo que no esperaba.
O bueno, al menos ella no recordaba esperarlo.
-¿Changbin?
💙
¿Les va gustando hasta ahora?