Prólogo

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San José, Septiembre 2015.

—Dígame doctora, ¿qué sucede?,  ¿va todo bien? —Su rostro es indecifrable, contengo la respiración esperando respuesta.

—Lamento informarle que su embarazo está en estado de riesgo extremo desde este momento y cabe la posibilidad de que no llegue a término.

—¿P-pero..., por qué? —respondí casi en un susurro, conteniendo las lágrimas que amenazaban con escapar de mis ojos —. ¿Qué está mal?

—Según el análisis, ha adquirido una enfermedad venérea muy potente y esta,  aunque es tratable, es posible que no desaparezca en lo que resta de su embarazo y justo ahora está afectando al feto. Puede causarle hasta la muerte.

En ese momento sentí como todo mi mundo se venía abajo.《Pero, ¿cómo podía ser?》. Nunca estuve con nadie más que él, jamás. Él...

Todo se resumía a un culpable, él nos había traicionado; a mí, a nuestro bebé, a nuestra familia. Cuando tomamos la decisión de tener un hijo, dejamos de protegernos.
Somos jóvenes aún, pero ya queríamos empezar a formar nuestra familia.

He vivido engañada todo este tiempo y me he enterado de la peor manera, lo que más he llegado a amar en mi vida está en peligro: mi bebé.

—¡Contéstame! ¿Lo hiciste?

Silencio, solo eso recibí de su parte junto con una mirada evasiva y llena de culpabilidad.

—¿Sabes lo que esto significa? ¿Pensaste en algún momento en las consecuencias de tus engaños? —Los gritos resonaban por toda la casa, aquella que con tanto esmero conseguimos. No podía contenerme, no quería.

Fui traicionada de la peor manera posible, pues el daño no fue solo a mí.

—¿Cómo pudo hacernos esto? —digo al acariciar mi panza mientras lloro desconsoladamente.

Cansada de Tanto CuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora