OneRepublic - Rescue me
—Antonio... —Encontró sus ojos grises clavados en los suyos. No parecía estar más contenta que él– Camelia es tu hija, eres un gran padre, no la alejaré de ti nunca. Sé que el hecho de que me quiera ir a México no te agrada y lo entiendo... Creo que con el tiempo... lograré adaptarme a este sitió, no quiero que ella tampoco sufra por tu ausencia —el hombre relajó la expresión torciendo la boca en lo que parecía querer ser una sonrisa, pero que era más bien una mueca.
—Yo la seguiré a donde sea preciso, Glía. Ahora no te preocupes por eso.
—Siento mucho todo esto. Jamás pensé que todo algo así pudiera pasar... Desde que Ana desapareció ya nada fue igual y veo que ya nunca lo será.
—Glía, tú no eres culpable de nada, no has hecho nada malo, al contrario... y debo de confesarte que aún no comprendo cómo es que unas hermanas pueden ser tan distintas; Ana está metida en un lío de enormes proporciones... —le dijo tiernamente al ver su dolor. La joven observó su plato mordiéndose el labio.
—Siempre fue así... y me duele mucho saberla en problemas, pero siempre fue egoísta, ni siquiera apareció cuando mis padres murieron... No digo que sea su culpa, sin embargo, en parte fue su responsabilidad —se limpió las lágrimas de coraje y dolor contenidas por años.
—Eres bondadosa, no quiero hablar de alguien que no conozco, pero ella sí es la responsable de todo aquello... —Glía clavó sus ojos llorosos en esos duros pozos grises que amó desde el primer momento por la bravura que transmitían–. ¿Cómo es que se metió con gente como esa? Son delincuentes.
—No lo sé, siempre fue... banal, ambiciosa. Mis padres nunca lograban complacerla y tal parecía que entre más lo intentaban, más quería. Siempre fue hermosa, acostumbrada a salirse con la suya en todos los sentidos. Para ella no existía la palabra "no" Mis padres vivían atentos al más minio capricho, a la menor necesidad de ella... Creo que eso influyó en su mala toma de decisiones —Antonio se dio cuenta de lo mucho que le afectaba todo aquello y no le gustaba en lo absoluto saber que su sufrimiento era aún más viejo de lo que pensaba.
— ¿Y tú? —Preguntó de pronto bastante interesado por conocer todo de esa mujer que lo tenía completa y absolutamente hechizado. Glía sonrió con tristeza, no supo por qué, pero por primera vez en su vida quería decirlo todo, no quedarse con nada.
—Yo... supongo que me convertí en todo lo contrario, nunca lograría, por mucho que quisiera, ser como ella. Así que... me refugié en los estudios, en las lecturas, casi no salía y... me volví una chica... aburrida —él sonrió al escucharla; Glía era todo menos eso–. Intenté de todo cuando niñas, pero al ver que nada daba resultados y que Ana tenía una habilidad asombrosa para lograr que todos hicieran lo que ella quería, decidí dejar de luchar...
—Debió ser difícil —Glía se encogió de hombros serena.
—A veces, mientras a mí no se me ocurriera salir de mis libros, todo iba bien... Nos llevamos un año y eso no ayudaba mucho, reprobó en secundaria por lo que estuvimos en el mismo grado; lidiar con eso creo que fue la peor parte... Pero ya ves, lo que no te mata te hace más fuerte y aunque me duele mucho que esté en esta situación y no le deseo ningún mal; creo que Ana debe aprender algunas cosas, aunque no de esta forma —Antonio la escuchó admirado, maravillado.
— ¿Cómo era su relación? —Glía evocó aquellos días con demasiada facilidad y sin comprender cómo, ni por qué, comenzó a relatarle su niñez y adolescencia. Él la escuchó atento, como si presenciara una conferencia de una persona brillante y muy interesante. Ana fue despiadada, incluso cruel con ella, pero lo más asombroso era que Glía no parecía verlo de esa forma. Al escucharla fue comprendiendo con mayor profundidad a esa mujer por la que perdió la razón y el corazón.
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Detestable error © (Versión extendida a la venta por Amazon)
RomanceSin percatarse, se enamoraron en aquellas cinco semanas inolvidables que pasaron juntos. Se dejaron llevar gozando de lo que sentían, olvidándose de la soledad, de su vacío presente. Glía; dulce, fuerte, inteligente. Antonio; poderoso, implacable, h...