Draco no podía leer a menos que fuese ayudado por alguno de sus padres pues aún se le complicaba el poder leer con aquellos libros que sus padres le habían llevado. Según, era un método muggle demasiado satisfactorio para las personas que no tenían vista. Y era algo que soportaban de los no magos.
Pero el rubio apenas pudo comprender, cuando pasó sus dedos por aquellas páginas donde podía sentir como sus dedos sentían cosquillas por los relieves, muchos puntitos en relieves.
Fue entonces que su amistad con Hermione Granger había dado inicio, pues ella fue la indicada para ayudarlo a leer con aquel método tan extraño llamado braille. Y aunque al principio no había estado nada de acuerdo, fue que solamente terminó aceptando de mala gana, para así descubrir que la nacida de no magos, era realmente una buena amiga la cual nunca había permitido conocer más allá que de insultos dirigidos hacia a ella.
Claramente la chica había mantenido el secreto y dar su palabra de no decir nada ante nadie sobre lo que pasaba en la mansión Malfoy, menos sobre lo de Draco.
Los Malfoy estaban muy agradecidos con ella.
Detuvo su lectura cuando se acercó a uno de los relieves tratando de recordar que letra era, su padre se hallaba a su lado sin saber si en su rostro había interés o no. Pero este siempre tenía esa costumbre de sentarse a su lado cuando lo encontraba leyendo, para darle ánimos de aprender ese método de lectura.
—No logró comprender que dice aquí, está entre una p y f... —murmuró no tan convencido y continuó moviendo su mano en dirección de aquellos relieves—, es que puede ser puta o fruta.
La risa de Lucius provocó que el sonriera también mientras tomaba el libro entre sus manos y mejor se lo pasaba hacia a este.
Su padre que aunque ya conociera un poco sobre aquella lectura de Braille, prefería leer normalmente. Así que sacó su varita para poder conjurar un hechizo donde la lectora en Braille terminó cambiándose por una normal.
Y Draco estaba más que interesado en seguir escuchando aquella historia.
—Bien, ¿Donde te quedaste? —Lo escuchó y sonrió con más amplitud, parecía un niño pequeño—, efectivamente es fruta, Draco.
Su sonrisa no se borró.
—Los besos no deberían de compararse con una fruta, son el alimento más delicioso que alguien podría tener. ¿Por qué condenar a los besos de aquella manera? Cada que llevaba una manzana a su boca para poder morderla, se detenía de inmediato al recordar el sabor de los labios ajenos: a manzana dulce.
» Pero dada las circunstancias, no debería de estar pensando en unos labios que ya no eran suyos.
Draco cerró sus ojos tratando de imaginar cada palabra que su padre leía con facilidad, hacia que su mente pensara tantas cosas y alguna que otra vez, había terminado pensando sobre su tiempo en Hogwarts que fue la mejor época donde había vivido. A pesar de ser como era en ese entonces.
No tenía nada de que lamentarse, todo lo aceptaba tal cual como era.
Sin darse cuenta o ni siquiera recordar que había un tercero en aquella pequeña biblioteca (porque no estaban en la principal).
Harry quién estaba más interesado en estar viendo por la ventana de la biblioteca para mantener vigilados aquellos aurores, no pudo evitar que su mirada se desviará a aquellos dos rubios que se encontraban sentados tan cerca. Lucius acomodado y leyendo para Draco quién asentía algunas veces cuando comprendía algunas palabras.
Solo hasta ese momento, era capaz de ver a Lucius Malfoy sonreír con honestidad, tener paciencia y cambiar su tono de voz dirigida hacia su hijo.
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Serendipia; [ Harco ]
FanfictionDespués de la guerra, la mayoría de la gente dejó de tener noticias a cerca de los Malfoy a quienes tenían en la mira por haber participado con el señor tenebroso. Años después, siendo ya aceptados, respetados, saben que Voldemort sigue con vida tra...