• 21; La alegría puede tener colores.

16.8K 1.8K 1.3K
                                    

Habían pasado casi dos días desde que lo habían dado de alta para que pudiera regresar a la mansión. Y en esos dos días estaba deseando mandar a todos por un tubo, pues no lo dejaban solo sin dudar.

Empezando por Pansy y Hermione que a cada rato ellas se peleaban por quién era la mejor, quién lo conocía de mas tiempo para terminar con una intervención de Blaise para presumir que el lo conocía desde que eran niños. Ni que decir de Thedore, el se ponía exigente pidiendo que no le hicieran tanto ruido (y este era el que más lo hacía al pedir silencio). Lo único bueno, eran las visitas de noche que Harry venía a darle después de trabajar.

Hasta se le había olvidado que este era Auror, cuando llegó la primera noche (después de su alta) le dijo que había estado trabajando. Eso le hizo acordarse que no lo iba a poder tener todo el día sí así lo deseaba.

Aunque también se daba cuenta de el tono en que todos le hablaban, preocupación y demasiados tristeza. Pues apenas era capaz de poder levantarse de la cama porque se cansaba demasiado, o volvía a marearse. Por lo menos el dolor de cuerpo o al ser tocado se había marchado, y por todos los cielos, siempre andaba con hambre que no quería comer demasiado.

Era algo a lo que podía acostumbrarse hasta morirse, porque estaba seguro que si no se moría de hambre, lo haría de todas maneras por esos mareos que ya lo traían harto.

Y aquella tarde casi noche no era la excepción, había perdido la noción del tiempo porque se la pasaba en su cuarto así que solo tenía que esperar a que Harry llegará para alegrarle el día. Siempre esperaba que viniese a contarle sobre algún caso vergonzoso, y no sobre cómo la gente parecía alabarlo cada que asomaba las narices. Incluso le daba risa que quisieran poner una estatua del maldito cuatro ojos. Apostaba a que quedaría horrible.

Tuvo ganas de ir al baño y maldijo porque debía de levantarse, sería algo demasiado cansado y no quería pedir ayuda.

—Rayos... —murmuró llevando sus manos hacia sus ojos al sentir de nueva cuenta aquel ardor.

Desde qué se había sentido mal, aquella sensación de picor y hormigueo no desaparecía de sus ojos. Le dolian que a veces quería arrancarse estos, igual para que le servían ahora.

Talló estos con sus manos sintiendo como la sensación de pesadez se iba esfumando como agua hasta hacerlo suspirar de alivio, pues llevaba varios días así que ya pensaba se iba a volver uno solo con la cama. Por fortuna no sería así.

Bajó sus manos manteniendo los ojos cerrados para notar cómo el picor y el dolor se volvían a esfumar para quizás volver más tarde.

—Cierto, que iba a ir al baño.

Murmuró apartando las cobijas y abriendo sus ojos para poder ponerse de pie.

Lo que vio, sí, vio, fue algo que lo dejó en shock sin tener ningún mareo que lo obligará a volver a recostarse en la cama como en los otros días.

Veía muy nubloso, pero lograba ver que la luz del cuarto estaba encendida lo que hizo que sus ojos lagrimearan al sentir que le lastimaba. Pero poco le importó porque volvió a llevarse sus manos hacia sus ojos para volver a tallarlos.

Quizás ya estaba alucinando, quizás ya estaba muerto y por eso se estaba imaginando aquellas cosas.

Volvió a abrir sus ojos para ver cómo su vista seguía nublosa debido a que había presionado sus ojos varias veces con entusiasmo. Así que decidió sentarse a la orilla de la cama esperando a que el color negro lo volviera a cubrir como de costumbre. En cambio, aquella vista borrosa comenzó a aclararse poco a poco por cada minuto que pasó sentado sin saber que hacer.

Serendipia;  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora