• 7; Una linda melodía.

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—¿Un perro?

Lucius Malfoy dejó de leer los pergaminos que tenía sobre el escritorio para dirigir sus ojos grises hacia Harry Potter que se encontraba del otro lado del mueble, sonriente pero a la vez nerviosos por lo que había sugerido.

Este volvió a asentir pero de inmediato cambio su expresión a una más seria.

—Para los Muggles son de buena compañía para ciegos. Se entrenan para ayudarlos a desplazarse, además ayudan demasiado.

—Nunca hemos tenido mascotas.

—No lo consideren como una, más bien como una parte esencial de la familia que ayudará a Malfoy —murmuró no tan convencido sin dejar de ver la expresión de Lucius.

—¿Como es posible eso? Los perros son pulgosos, todo tipo de cosas —exclamó mirando a su alrededor tratando de imaginarse aquél perro aún no confirmado—, además son escandalosos. Draco necesita de tranquilidad, su espacio. Nunca ha querido uno.

Y no le sorprendía saber que Draco no quisiese alguna mascota después de lo que le había sucedido en las clases de Hagrid. Eso sí que era de esperarse.

Aclaró su garganta antes de volver a hablar.

—Deberían darse la oportunidad. No es una sola mascota, es de gran ayuda...

Murmuró como dando finalizada la conversación pues no quería meterse más en aquellos asuntos, ni siquiera sabía porque los estaba tratando.

Como si de verdad le importará Malfoy.

Tampoco podía creer que estuviera teniendo una plática de aquella manera con Lucius Malfoy que en algún momento creía haber odiado por toda su vida hasta que descubrió su nueva faceta: ser padre. Era un hombre totalmente distinto al que se mostraba ante la sociedad, imponiendo y literalmente humillando al abrir la boca. Pero apenas su esposa o hijo se cruzaban por su vista, este sonreía con tanta sinceridad que a Harry le dio cierta envidia aquella familia.

Suspiró un poco frustrado cuando se dio cuenta que Lucius no quiso seguir hablando tampoco del tema de aquel perro de compañía para Draco, pero estaba seguro que este estaba pensando sobre aquello mientras miraban los pergaminos.

Comenzaron a hablar sobre las protecciones que habían incrementado a Grimmauld Place, y lo seguro que sería mantener a Draco en aquel lugar por un tiempo. Harry también estaba seguro que podría dejarlo solo de vez en cuando para salir a la caza de Voldemort, pero siempre recibía los mismos regaños que no debía dejar solo al menor de los Malfoy. Era la pieza principal del juego al cual nadie quería exponer, incluyendo al propio Ron. Eso sí que le sorprendió.

Juraba que se iba a frustrar cuando no tuviera otra cosa más que escuchar a Malfoy estar quejándose por un lugar u otro. Quería dejar sus esperanzas en Kreacher, que este haría que Grimmauld Place se viera como un verdadero hogar para un descendiente de Black.

Ambos mantuvieron una única conversación acerca del traslado que no dejará rastros mágicos por alguna duda. Incluyendo de cómo lograr saber si Draco se encontraba en peligro o no, cuando estuvieran lejos.

La conversación se vió interrumpida cuando la puerta fue abierta haciendo que ambos giraran a ver hacia aquella dirección. Draco era quien venía entrando, apoyado del bastón y caminando un poco lento. Tratando de no hacer ruidos, quizás había pensado que nadie estaba puesto a que habían estado hablando en susurros por las dudas.

Como si hubiera reconocido de inmediato que no estaba solo, se enderezó un poco mientras alzaba el mentón.

—¿Papá?

Serendipia;  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora