• Capítulo final •

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Capítulo final: Juez, jurado y verdugo.

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Terminé de escribir una carta. La dejé sobre la mesa de centro y salí de aquella casa.

Caminé sin un rumbo fijo, no sabía qué hacer, o a dónde ir. Caminé cerca de 3 horas hasta que una llamada entró en mi celular.

Era Mike.

Con dolor, contesté esa llamada.

-¡Donde maldita sea estás! -Me reclamó Mike, en su voz se podía notar el dolor con el que me lo gritó.

-Estoy en casa de Jaime -Respondí yo, mis ojos se agolparon de lágrimas- Lo siento mucho -Dije y colgué la llamada.

Al final, llegué a la casa que Jaime y yo habíamos comprado. Y me senté en el piso solo a esperar a alguien. Algún sonido, alguna cara.

Pero nadie llegó.

Esperé sentado mientras lloraba de dolor al darme cuenta lo cobarde que había sido. Por primera vez dentro de un buen tiempo ya no lloraba por Jaime, ahora lloraba por mi mejor amigo. Me había enamorado de alguien que pudo sacar de mi cabeza al famoso Jaime, que creí que su partida me mataría... Con la partida de Vic es como estar muerto en vida y no sé cuánto tiempo pueda soportarlo.

Había encontrado una carta que Vic dejó para mí, y una vez más, la leí.

Para mi mejor amigo.

No digas que tuviste una parte de esto... ¿O dirás que yo tuve una parte de todo esto? Bueno, supongo que nunca sabremos.

Siempre estábamos en recuperación constante, te veo ahogándote en dolor y eso me roba el aliento a mí, pero cuando todo es bueno, cerramos nuestros ojos. Ellos aceptarán la mentira. Así que entierra lo que quieras afuera, pero prometeme que nunca me dejarás.


Sé que eres torturado en el interior y tus ojos lucen hambrientos por droga de nuevo, pero nunca volverás a vagar, mi amigo

¿Alguien creerá en este suicidio? ¿Soy el único que piensa que debe mantenerse con vida para ti? Me convertí en el tren a medida que se respalda en las cuerdas para reconfortarte y mentir.

¿Podemos tener un día más? Sólo para hacerlo saber a través del día.

Estás enredado.

Yo estoy enredado.

Estamos enredados en el gran escape.

*

Y en cuanto terminé de leer esa carta, tumbaron la puerta de la casa.
Todo pasó en cámara lenta.

Sentí como me golpearon con algo concreto y duro, tirándome al piso desconcertado. Vi como oficiales armados rodearon donde yo estaba y uno de ellos me puso unas esposas. Otro de ellos me tomó del pelo para verificar si estaba despierto, y después volvió a golpearme, haciendo que perdiera el conocimiento.

Después, desperté con un fuerte dolor en mi cabeza. Y un increíble dolor en mi espalda. Miré a mi alrededor y miré concreto en todas partes, y un colchón desgastado. Después miré un barandal negro y una puerta. Me levanté rápidamente y traté de abrir esa puerta, pero caí en cuenta de que estaba en una celda.

Una celda.

Comencé a gritar y escuché al lado como murmuraban. Yo no podía creer que estaba en una celda, era una locura. Yo no tengo que estar en una prisión. Un custodio le pegó a la barandilla donde yo estaba y me ordenó guardar silencio... Rompí en llanto y supe que realidad yo estaría mejor muerto.

Narrador omnisciente

Pasaron las horas.

Pasaron varias horas donde el pelinegro tan solo abrazaba sus piernas y lloraba por consuelo, se sentía tan solo. La primera vez después de mucho tiempo donde lloraba y Vic no estaba para consolarlo. Nadie podía entender su dolor, se había dado cuenta de cuánto amaba a Vic y él tan sólo lo rechazó cuando Vic se lo hizo saber.

Lo tenía todo y ahora no tiene nada.

En esa fría celda, se escucharon pasos resonando, un custodio más entró a la celda de Kellin y lo tomó del brazo. Sin decir nada lo guió hasta otro cuarto, más bien, una sala de interrogatorio donde Kellin dio su declaración y al final, el abogado se levantó y salió. Después de unos minutos, entró Mike.

Ambos se miraron con dolor, pero ninguno dijo nada hasta que Mike se sentó en la silla de enfrente y comenzó a hablar.

-Mike, yo quisiera...-Kellin intentó hablar, pero Mike lo detuvo.

-Quiero que me escuches -Dijo el mayor- Nunca había sentido tanto dolor como el saber que me he quedado solo en el mundo -Sus ojos se llenaron de lágrimas- No sé que hiciste, o que le hiciste a mi hermano, pero tampoco me interesa, no quiero saberlo, Erin llora desconsolada, Danielle... Ella está a punto de volverse loca, en una clínica de salud mental, ella no puede con tanto dolor, y tampoco yo... Alysha... Ella está siendo fuerte por todos, porque yo no puedo -Sus ojos comenzaron a derramar lágrimas y se detuvo un momento, Kellin comenzó a llorar también.

-Te prometo y te juro por mi vida que Vic es a quién yo amaba, más que a nada en este mundo -Dijo Kellin, ambos estaban llorando, pero Kells tenía el corazón roto de pensar que Mike lo culpaba por la muerte de su hermano.

-¿Y cuánto vale tu vida? -Reclamó Mike- Tenías todo Kellin, lo tenías todo y lo desaprovechaste. Tenías todo para tener a Vic ¡TODO! -Gritó pegándole a la mesa haciendo que Kellin brincara un poco del susto- Tenías sus ganas, tenías sus fuerzas, tenías su amor... Tenías todo de él, y lo más importante ¡LO TENÍAS A ÉL! -Volvió a golpear la mesa, Kellin volvió a llorar- Todo el tiempo frente a tus ojos, pero no supiste verlo... Y ahí lo perdiste -Mike volvió a llorar cubriendo su cara.

-No sé que decir... -Sollozó Kellin al ver el dolor y el coraje de Mike, pero este regresó su vista a él y se limpió como pudo las lágrimas- Quién debería estar muerto soy yo, no Vic -Agregó.

-Por primera vez en tu vida en algo tienes razón -Dijo el mayor con frialdad- Vic lo tenia todo y tú nunca has tenido nada, arrastraste la vida de alguien que era luz hasta la obscuridad -Decía, pero Kellin lo interrumpió.

-Yo nunca quise lastimar a nadie, tan sólo quería hacerme esto a mí mismo -Trató de hablar Kellin, pero Mike volvió a interrumpirlo.

-Eres un miserable -Volvió a decir Mike- Miserable naciste y miserable te morirás -Se levantó de la silla- Y espero que te pudras en la cárcel -Concluyó mirándolo fijamente, muy seguro de sus palabras.

Y entonces salió, permitiéndole a Kellin llorar de nuevo. Pero el mismo custodio lo dirigió a su celda y lo empujó adentro con frialdad, cerrando la puerta.

-Deja de hacer dramas, asesino infeliz -Fue lo último que dijo aquel hombre y se retiró. Kellin siguió llorando.

Y no, Kellin no estaba haciendo drama, lo que Mike le había dicho le dolió en el alma y  tampoco se estaba ahogando en un vaso. Era el dolor, dolor de que las pocas personas que creíste tus amigos te dieron la espalda y pensaron de ti lo peor, pensaron que él había asesinado a la única persona que amaba en el mundo. Y solo él sabía cuánto lo afectaba y merecía respeto ante su sentir.

Kellin recordó haber hecho varias cosas con Vic por primera vez, sus primeras cartas, su primer caminata tomado de la mano, también dijo sus primeros "te amo". Hasta la fecha sigue recordando los pequeños detalles que lo enamoraron de él y que lo harían amarlo por siempre, le gustaría recordarlo así porque Vic ha sido el único amor que no le dio miedo de amar.

Aquí se concluye esta historia.

La historia del hombre que lo tenía todo... Y del chico que no tenía nada.

Enredados (Kellic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora