La Ultima Heredera

Una cacería sangrienta parte 2

Lukan:

La noche pasada fue una pesadilla mientras patrullábamos la zona del bosque. Nos encontramos con un grupo de cazadores que estaba torturando a una pareja joven, parecía que recién habían pasado por la transición.

Hasta ahí estábamos bien, éramos dos nada más. Mandé una señal a la central para que vinieran otro grupo, mientras manteníamos vigilancia, comenzaron a aparecer bastantes faister, lo que era raro, solo por dos jóvenes vampiros, esto era sospechoso.

Algo en el aire empezó a oler a putrefacto. Observé el suelo debajo de mí. Parecía como que se deterioraba y el árbol empezó a secarse callado así a un costado como un cascarón seco y vacío, ahí fue cuando todo se fue al carajo, nos vieron, nos descubrieron.

Me puse en poción de ataque. No iba a rendirme tan fácil, podríamos acabar con unos cuantos antes de que los demás llegaran. El problema eran los civiles que tenían amordazados y como rehenes.

—Miren que tenemos aquí —una voz rasposa y tosca habló llamando nuestra atención, el hombre definitivamente era un faister de nivel 1 todo a su alrededor estaba más que muerto y el olor que desprendía era más intenso que los que solíamos encontrar esto sin lugar a dudas era bueno podría cargarme a un pez gordo.

—Pensamos que era una fiesta, queríamos unirnos —dije mientras tomaba mi daga y me ponía en posición de ataque y defensa. Un ruido detrás de mí me alertó.

Draigon no esperó un segundo a que nos atacaran. Se lanzó a la batalla sin pensarlo dos veces, esto si era malo, ese idiota ansioso.

Los gemelos eran luchadores formidables, pero a veces me daban ganas de darles una paliza, ¿es que no podían pensar por un segundo?

—No deberías distraerte en una batalla —la voz rasposa volvió a hablar. Su olor es asqueroso y su aspecto es aún más repugnante y su piel parecía podrida o muerta.

Evité que me diera un golpe retrocediendo. Devolví el golpe: uno tras otro sin bajar la guardia, pese a su deteriorado estado era muy fuerte y sabía luchar bien. Me costó seguirle el ritmo, pero le conseguí devolver todos los ataques y logré por fin darle con la daga sobre el hombro cerca de la yugular salpicando sangre sobre ambos.

Me miró furioso y se alejó corriendo rápido a lo más profundo en el bosque. Lo seguí rápidamente y logré alcanzarlo y no dudé ni un segundo en atravesar su corazón y todo él se desintegró como un montón de cenizas dejando un rastro boscoso y negro como brea sobre el suelo y un poco en mí.

Un grito horrible cortó la silenciosa noche haciendo que me volviera rápidamente a donde estaba el gran grupo. Draigon estaba en el suelo con una daga en su costado derecho, pero eso no hizo que bajara la guardia y dejara de atacar. Volvió a remeter contra el grupo. Sabía que él podía contra ellos solo.

Me centré en los prisioneros y demás faister que quedaban. Me encargué de ellos y fui hasta los jóvenes. El joven estaba vivo, pero la chica no las había salido tan bien, el grito debió ser de ella.

—Maldita sea —susurré intentando que él no escuchara, no necesitaba preocupación de momento.

Sentí más paso a través del bosque y los refuerzos habían llegado. Terminamos rápidamente con los que quedaban y llevamos a él joven a la clínica junto con el cuerpo de la chica.

Al menos podríamos entregar algo a la familia. Sabía que esto era nada en comparación de devolverla con vida, pero a veces no teníamos nada que darles, muy pocas veces dejaban algo.