Entre la Luz y la Oscuridad ( Kenshi Hatake )

16.- EL PALACIO DEL SEÑOR FEUDAL

Ambos adultos caminaban por la mañana a través de las calles de la Aldea en dirección a una plaza cercana a la Torre del Raikage.

— ¿Enserio dijo eso? — pregunto el Raikague en una mezcla de duda y asombro.

— Si — contestó Suzuki con absoluta confianza.

— Vaya, siempre pensé que terminaría enlistado en ANBU; pero... Raikage... Jaja, Darui tendrá que cuidarse a partir de ahora — bromeó el Raikague.

— También pensé eso, pero me dijo que dejaría que Darui sea el 5to y él se convertirá en el 6to — aclaró Suzuki.

— Hmph... Parece que lo tiene todo bien planeado... — añadió el Raikague.

— Sí —

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— ¿Porque tardaron tanto? — Dijo Kenshi al ver llegar a su madre y al líder de la Aldea. Esté junto con Darui y Killer Bee tenían ya un rato esperando a los ya mencionados, en la plaza.

— Tranquilo, aún tenemos tiempo — contestó Suzuki de forma despreocupada.
Una ves reunidos, se dirigieron a la entrega de la Aldea.

— Te ves ansioso — Bromeó el Raikague díscretamente con el menor.

— Hmph, claro que no — contestó Kenshi volteando al lado contrario de dónde estaba el Raikage.

— Así que debo suponer que idearon una buena estrategia para esta misión — Dijo el Raikague, viendo de reojo a Suzuki.

— Así es, señor — Suzuki simplemente asintió de forma discreta al tiempo que le dedicaba una ligera sonrisa.

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Para cuándo llegaron a la entrada, el resto del equipo ya se encontraba allí.

— Bueno será mejor que no hagan esperar al Señor Feudal. Así que en marcha y buena suerte a todos — Dijo el Raikague.

Pese a que Kenshi y Darui eran muy unidos. Estos simplemente se limitaron a mirarse fijamente a modo de despedida; ya que ninguno de los dos era bueno con las despedidas. Pero por otro lado...

— ¡Buena suerte, "Gin- Kun"! —  Grito Killer Bee acercándose a Kenshi, extendiendo su puño hacía él. Kenshi se sintió algo avergonzado al oír el apodo con el que Bee lo llamaba desde que nació.

Al escuchar al resto del equipo susurrarse cosas entre ellos, la idea de ignorar a su sensei le pareció lo ideal en ese momento. Pero sólo el recordar todas las veces que lo había ayudado y entrenado con él, no tuvo más opción que chocar puños con él.

— S-si, gracias, Bee-sensei — Si había algo que Kenshi no podía hacer era darle la espalda a alguien que lo había ayudado tanto.