Kakashi Hatake, el actual Hokage de la Aldea de la Hoja descubre a través de una carta enviada por el Raikage de la Aldea de la Nube que tiene un hijo, el cual tuvo con una chica que conoció al terminar la Cuarta Guerra Mundial Shinobi.
La carta es...
Para la última prueba se le dieron a Kenshi 3 días para prepararse, por supuesto este no perdió el tiempo. El Raikague le informo que igualmente en esta ocasión se enfrentaría a un Jounin, aunque esta vez este fue elegido por los miembros del consejo del la Aldea. Kenshi se sentía confiado, ya que el Ninjutsu era su especialidad, aunque su madre le había aconsejado no mostrar todo su dominio del chakra. Así que optó por usar sólo dos naturalezas de chakra: agua y trueno.
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Una vez más, Kenshi se encontraba en una de las entradas a la arena; se hallaba sentado en el suelo, con la cabeza recargada en el muro, pero con los ojos cerrados, escuchando atentamente todos los ruidos, hasta que detectó el sonido de pasos que se acercaban a él.
— ¿Nervioso? — pregunto Omoi.
— No, de hecho estoy emocionado — respondió Kenshi con un tono neutral, mientras abría los ojos.
— Me lo imaginaba — habló Suzuki dedicándole una sonrisa a Kenshi.
— No pareces estarlo — comento Omoi con ironía al no notar ningún rastro de alegría en su rostro.
— Lo estoy — replicó Kenshi, pero de repente se escucha la voz del referí llamando a Kenshi a la arena — Me tengo que ir — Levantándose tranquilamente.
— Tu puedes hacerlo, eres muy fuerte. Todos contamos contigo — dijo Omoi, estirando su puño hacia Kenshi.
— No los decepcionare — Chocando puños con Omoi y luego dándose la vuelta, hasta que un gentil agarre en su hombro lo detuvo, y al darse vuelta...
— Suerte pequeño — Suzuki deposito un beso en la frente de su hijo y tocó su nariz, provocando un notable sonrojo en él.
— G-Gracias... Mamá... — Dijo Kenshi algo avergonzado antes de salir finalmente a la arena. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Mientras llegaba al centro de la arena, disimuladamente observó las gradas y para su sorpresa estaban llenas « ¿De dónde salió tanta gente? ». Muy en el fondo no podía evitar cierta felicidad al notar que algunos de los espectadores lo animaban.
Pero repentinamente sintió recorrer por su cuerpo un escalofrío, que instintivamente lo hizo mirar a su oponente; un Jounin, alto, en buena condición física, de unos 30 años; todo era normal en él, pero algo en su mirada le advertía a Kenshi que tuviera cuidado « ¿Porqué tengo un mal presentimiento con este tipo? »
— Ha, ha, ha... Esto será interesante después de todo... — La voz del demonio resonó en la cabeza de Kenshi.
« ¿De qué rayos habla? » a Kenshi le extraño la actitud del demonio.
