Un conflicto que se tiene desde la creación del mundo, ángeles y demonios luchan por el destino de la humanidad para sus fines, pero esta se levanta en armas para luchar por su libertad.
Pero la guerra se ve distorsionada...
Esta es la historia de m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me siento feliz por que volveremos a casa en Mikaru, el cielo se viste de negro profundo y miles de diamantes le adornan acompañandonos en nuestro regreso, nos habiamos quedado dormidos por la fatiga de los viajes y llevamos mas o menos 5 horas desde que partimos de Arkalia. Debido a la emocion por que llegaremos en unas horas se me espanta el sueño, veo por la ventana con la esperanza de dormir un poco mas viendo el firmamento.
—Zie: Ya pronto estaremos alli.
Es mi amigo que tambien esta despierto en el asiento trasero con Carmen.
—Tampoco puedes dormir.
—Zie: Si regreso como persona nueva a Mikaru y no estoy solo ahora.
—Claro, pero para los demas que no saben lo que paso todo seguira como antes.
Suelta una breve carcajada por ello.
—Zie: Tienes razon ademas si no mal recuerdo llegaremos en buen momento.
—¿Por que lo dices?
—Zie: Los barriletes.
Entonces recuerdo que en Mikaru se celebra cada cierto tiempo una serie de festividades entre ellas el levantamiento de barriletes.
—Cierto, ademas me recuerdo que dijeron que hay posibilidades de ver estrellas fugaces.
—Zie: Pues con mayor razon quiero estar en casa.
Luego de nuestra conversacion siento que finalmente el sueño vuelve a reclamarme para mi reposo. Pasan mas horas cuando despierto y veo por la ventana del vagon que ya estamos en nuestro destino. Los demas empiezan a abrir sus ojos ante los rayos de luz que atraviesan y nos muestran nuestro hogar, bajamos del tren y caminamos por aquel bello paisaje que vimos antes de partir, al entrar al pueblo.
—Zie: Bueno a descansar del viaje, ire a reabrir mi tienda con nuevas cosas.
—Claro, luego pasare a comprarte una que otra cosa.
—Zie: Ja, ja, ja vale.
—Carmen: Un gusto chicos.
Tras eso se despiden y toman otro camino y nosotros proseguimos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
