CAPÍTULO VII: LO QUE SEMBRAMOS

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LO QUE SEMBRAMOS

Mientras se encargaban de separar el armamento aproveché para ir al baño. Pronto íbamos a retomar el viaje de vuelta al campamento y prefería no parar para orinar en plena ruta con cuatro hombres mirándome y cientos de caminantes esperando comerme.

-Oye tú -me habló Guillermo cuando volví a la habitación- Felipe y Jorge recién estuvieron aquí, querían pedirles disculpas por la paliza que les dieron a ti y a tu amigo -bromeó.

-Ja. Curiosa manera de disculparse considerando que uno de ellos tendrá dos agujeros a partir de ahora.

Se escucharon un par de carcajadas.

-Está bien, todo fue un gran malentendido.

-¿Eres latina verdad? -preguntó de repente en español

Asentí con mi cabeza.

-¿Y cómo llegaste hasta este grupo de yanquis?

-Nos encontramos escapando por la ruta, cuando todo comenzó.

-Ja. Que ironía. -Guillermo me ofreció una mirada burlona que correspondí.

-Ey ey, hablar en otro idioma es de mala educación. -Daryl estaba apoyado en el marco de la puerta haciendo señas a Rick para que se diera prisa.

G. levantó sus manos en son de paz y habló en inglés.

-Tenemos otro lugar disponible por si quieres quedarte, no nos vendría nada mal más personal. Aparte estoy seguro de que extrañas el calor familiar de un latino.

No supe si su propuesta era seria y realmente quería que me quedara a ayudar, o era una invitación con un doble sentido oculto.

-Gracias por la oferta. Creo que lo que haces habla muy bien de ti como ser humano en estos días, pero me encuentro bien donde estoy. -contesté con sinceridad- Además ya me encariñe un poco con algunos.

-Piénsalo bien, si tienes familia cerca podríamos intentar buscarla.

-Ella ya dijo que no amigo, confórmate con las armas. -habló Daryl mientras salía de la habitación.

-De acuerdo, no insisto más. Pero tienes un lugar disponible para cuando te canses de ellos, en especial del blanco que se acaba de ir. -señaló con una sonrisa la puerta por la que Daryl había escapado.

-Anótame la dirección, quizás y mañana me arrepiento. -contesté bromeando



Todos abandonamos el barrio donde se encontraba el taller y empezamos a caminar nuevamente en dirección a la furgoneta.
Nada salió como lo habíamos planeado, pero tampoco terminó tan mal.

-¿Así que Guillermo, no? -rompió Glenn el silencio mirando en mi dirección.

-Si, así se llamaba. -contesté cortante. 

Lo conocía demasiado como para intuir a donde se dirigía ese comentario.

-No, me refiero a que dijo "estoy seguro de que extrañas el calor familiar de un latino" Mmm... me parece que quería convertirte en primera dama del taller. -bromeó con una sonrisa juguetona en su rostro a la vez que empujaba mi hombro suavemente.

-Cierra la boca Glenn. Es ahora donde la oferta de T-Dog y Daryl de dejarte no se escucha tan mal. -contesté sacándole la lengua.

-Esperen, ¿me querían dejar? -preguntó Glenn atónito parando brevemente sus pasos.

-Solo fue una idea de las tantas otras que teníamos hermano, tranquilo. -dijo T. cargando la caja de herramientas de Dale.

-Quizás nos hubiéramos ahorrado todo este circo si en vez de que secuestren al chico se hubiesen llevado a Gema. -habló Daryl molesto a la delantera.

JARDÍN DE AMAPOLAS (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora