Capítulo X: El silencio como respuesta

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Imágenes borrosas e incomprensibles se presentaban en mi cabeza, como si fuera la cinta de una película incompleta. En ella solo lograba identificar prendas de vestir, un cuerpo y un par de manos moviéndose, oscuridad, calor, la sensación de algo cómodo bajo mi cuerpo y algo pesado encima de mí.

Poco a poco, y en contra de mi voluntad, fui abriendo mis ojos, mi resaca iba aumentando a la par que tomaba conciencia en donde me encontraba.
Un hilo de luz entraba por debajo de la puerta de la habitación, lo suficientemente fuerte como para ver que todo el piso presentaba un desorden de ropa y calzados. Intenté sentarme en el borde de la cama pero algo inmovilizaba mi movimiento, asustada y con la idea de un caminante dentro del edificio, giré velozmente mi cabeza hacia mi espalda, y lo que vi me conmocionó más que un caminante. Era Daryl Dixon.

Su respiración permaneció regular ante mi brusco giro, aún seguía durmiendo. Así que, con el movimiento más cuidadoso, quité el brazo que rodeaba mi cintura y procedí a cambiarme en la oscuridad de la habitación, vistiendo lo que suponía eran mis prendas. No quería estar para cuando él despertara, no sabía como iba a reaccionar ni que iba a decir, ni siquiera yo sabía como reaccionar en este momento. La escena de anoche aun se encontraba en múltiples fragmentos confusos.

Abrí cuidadosamente la puerta y salí en busca del baño de mi habitación. Entré despacio esperando que Andrea y Jaqui no se encontraran en el, aun no sabía que excusa iba a decirles. Ya en el baño, limpié mi rostro con un poco de agua para intentar refrescar y ordenar mis ideas.

Las imágenes de película que estaban en mi cabeza no eran ficticias como había supuesto, no. Dixon y yo éramos los protagonistas al desnudo de dicha película. Estaba impactada, no por haberme acostado con él, sino porque él se acostara conmigo. Es decir, nunca se cruzó por mi cabeza que él iba a dar el primer paso, al menos no con esa personalidad tan distante, fría y tímida que enseñaba. Quizás lo prejuzgue muy rápido.

Ya más despierta y consciente caminé en dirección hacia la cafetería, el hecho de que no entrara luz natural dificultaba la tarea de identificar que hora era exactamente. Mientras iba por el largo pasillo empecé a pensar una excusa, ¿Qué se supone que les iba a contestar cuando preguntaran donde dormí anoche? La verdad no era una opción.

Sé que no tenía nada de que avergonzarme, era una mujer adulta que accedió por propio deseo a tener relaciones sexuales, no había nada de malo en ello. El problema era que no estaba dispuesta a soportar las posibles bromas de Glenn, y estoy segura que Daryl tampoco le iba a gustar que todo el mundo supiera lo que había pasado.

Lo mejor que podía hacer era decir que estaba tan borracha que me acosté donde pude, en otra habitación y ya, asunto terminado. Entré a la cafetería con la mentira en la punta de mi lengua, dispuesta a defenderla ante sus interrogantes y acusadoras miradas. Pero una vez allí observé que casi todos se encontraban sentados con la mirada gacha, demasiado ocupados en su desayuno como para notar mi inquietud. Tras un saludo colectivo me senté al lado de Carl.

- ¿Tienes resaca? -me preguntó Carl con un tono burlón - Mamá dijo que todos ustedes la tendrían.

- Tú mamá es una mujer sabia. -contesté en un suspiro llenando mi copa con un poco de agua.

- ¿Dónde dormiste anoche? No te escuché entrar a la habitación. -me preguntó Jaqui inquisitiva.

- Ahh... emm... -acomodé mi garganta con un leve ruido- estaba muy ebria y entre tantas puertas no recordaba donde estaba la nuestra, así que fui a la sala de juegos y me tiré en el sillón. -dije lo más natural posible sin mirarla a los ojos, si algo aprendí es que por la mirada de una persona se puede saber cuando se miente, y no iba a arriesgarme a que me descubrieran.

De reojo vi a Lori observarme fijamente, debido a mi resaca no pude comprender el significado de su mirada así que la dejé pasar.

- Hola Shane ¿Te sientes tan mal como yo? -preguntó en broma Rick a su amigo, mientras este entraba por la puerta que daba al pasillo.

JARDÍN DE AMAPOLAS (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora