Sol ardiente

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Siete en punto, arriba corriendo al transantiago subo, término con a mi izquierda un compadre que al parecer tuvo entretenida la noche, pues esta pasado a trago, volteo y a mi derecha observó una señora con la guagua amarrada toda confiada por la espalda, en mi atrás hay dos pelagatos una buena redada luego de una buena robada.

Bajo, me cago de frío, pero todo sea por mis hijos, sacarlos de ese país lejano, traerles aquí donde viendo esta hermosa cordillera quedarían enamorados.

Guantes de lana, sacó al hombro de cemento con el cual construyó de una vida tranquila los cimientos.

Sol ardiente, caliente, con la piel despedazada, arma doble filo, hiriente, choque de corriente.

Lágrimas metidas en un recipiente, sueldo mínimo venenoso como serpiente, viejita mía perdoname por no ayudarte a pasar agosto menos septiembre, perderte es dolor con más dolor, ustedes no tienen honor.

Veinticuatro de diciembre, endeudado con la soga atada al cuello, ahogando estas penas prendó un leño.

(Hombre tose por fumar)

Medio día aquí en la selva de cemento, acabado de comerme el almuerzo, pan duró con toque de mostaza, deteriorado el corazón de este soldado.

Veo en mis alucinaciones de hambre pasar angelitos que se secan como ríos bajo este sol ardiente, observan el como me humillan por el color de mi piel herida, por mi forma de vestir, si tan sólo supieran que no es culpa mía que mis dedos escapen de mis zapatos, vida cruel.

Luchan dentro de mi mente los ángeles con los demonios, será que debo hacer él mal o el bien, sea mal ganaría lujos acompañado por soledad, si hago el bien me hundo en el colchón reventado de este basural llamado hogar.

Gente te pone el pie y dicen como si de invisible se tratara no me pudieron ver, una de la tarde, a la rutina otra vez, carretilla rompe tobillos, arrastrada por unas fundidas rodillas.

Desagradable sol, así como en frente de ceja y ceja de actriz de moda una espinilla apareciera, sofocado de tanta gente inculta, que te ven como si vinieras de la luna, escoria te gritan, lloró ahogado con unas ganas enormes de decir que no es culpa mía, subestiman,¿acaso tu eres ario de raza?, ¿no harías lo que sea por poner la marraqueta en la mesa?.

Cuatro de la tarde, muriendo ahogado entre sacos de cemento, dejan débil la idea de poner mis cimientos, reloj la aguja no detiene, gorro blanco con su repelente manda a barrer ya que según su fundamento, un hombre negro no puede más, deben pesar que soy mongólico.

Siete de la tarde corriendo al transantiago, soñando volver a ese lago mágico en el medio de un árido desierto, cuales son los brazos de mi mujer, chofer señala que me baje, "negro cochino" exclama, cada vez menos vaselina queda para seguir resbalando aquellas despiadadas palabras.

Llegó a casa chutiando tarros de algún vago, que como yo es un alejado social, cuelgo el chaquetón, a la foto familiar arrodilló de frente y rezo pidiendo bendición de ti Dios, que el crudo invierno se marche, así vuelve en mi vida a haber calor así como primavera, quiero verte my boy, mi sol, hijo mio perdona pero ya casi te abrazo por primera vez, un tambor lleno de emociones, dos años más debo esperar, por ahora me acuesto para mañana seguir mi rutina laboral ocultando una historia desconocida que ustedes de seguro no estiman.

Diario de un insomniatico🌠🌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora