Capítulo tres

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Finalmente estamos aquí, Perú.

A la salida del aeropuerto Jorge Chávez me está esperando Agustín, un viejo amigo que ha estado viviendo en Perú desde hace 5 años, le ha ido bien, se a enamorado de una peruana, lo veo bien, el hace bien.

—¡Ey Agustín!

—¿¡Ruggero!?— dice sin poder creerlo, —Hermano cuanto tiempo.

—Lo se, estás viejo.

—Ni que decir de ti.— risas.

El día se va rápido, la noche cae en Lima, Agustín insiste en ir a la plaza de armas, Chabuca Granda a comer unos ricos picarones, logra convencerme y realmente no me quejo, estos picarones están buenísimos. A Karol, le encantaría, ella ama el dulce.

Agustín y yo charlamos un poco sobre el famoso que ha sido de tu vida.

Que le puedo decir, estoy casado con Karol, si Karol mi hermana, bueno no es mi hermana realmente, si ya se que lo era pero no osea... Es una larga historia.

Llegó al hotel en el que estoy hospedado, una sonrisa triste se dibuja en mi rostro, Karol y los niños no están, siempre estaban cada vez que llegaba de trabajar, los hecho de menos. Me doy una ducha, realmente lo necesitaba, es tan relajante.

Sacudo mi cabello húmedo, mientras reviso mi teléfono, entro a whatsapp e ignoro los mensajes para ir directo al de Karol, está en línea, hago una videollamada.

Pasan algunos segundos y su rostro está llenando mi pantalla.

—¡Rugge, mi bebé!

—Mi preciosa.

Estoy enamorado de esta mujer, me pone tan feliz verla, escucharla. Estoy idiota por ella, siempre me ha tenido, eso celos que tenía cuando éramos adolescentes, celos que trataba de cubrir como un simple celo de hermanos, cuando realmente la amaba y solo la quería para mí.

Los niños aparecen en la pantalla haciendo crecer aún más mí sonrisa.
Que perfecta toma, mis tres amores. Ella y mis hijos, lo son todo para mí.
...

Lunes...

Desperté temprano, hace tan sólo segundos, cuando empecé a balbucear Karol Karol mientras palpaba la cama buscando encontrarla. La costumbre, es de esperarse más de una década durmiendo y despertando al lado de ella.

Voy al baño, de mi maleta saco mi cepillo de dientes, me doy una ducha rápida y hago lo común de todas las mañanas. Con la toalla en la cintura pongo mi maleta encima de mi cama buscando un poco de ropa, ¿que será adecuado? ¿Unos jeans y una camisa? Umm si creo que está bien. Antes de salir me roceo un poco de perfume, el favorito de mi hermana, es decir Karol.

—Me encanta ese olor, ¿que perfume es?— la cercanía de Karol en ese entonces, ella tenía unos 16 años, en ese momento cerré los ojos disfrutando de aquel momento, ella recostada en mi, sintiendo su respiración en mi cuello, me puso los pelos de punta.

Sonrió ante tal escena, lo nervioso que me ponía mi hermana.

Agustín y yo viajamos al Cuzco está noche, la empresa que va a hacer contrato con nosotros quiere mostrarnos algo allá. Hoy hablé con ellos, mis futuros socios, tienen un gran proyecto, quedé satisfecho con lo que acordamos en la reunión de esta tarde mientras almorzabamos. Regresando a mi hotel lo más rápido que puedo, debí tomar un taxi pero no decidí caminar por las calles de Lima, felizmente no desempaquetado nada, tomaré mi maleta y salgo rumbo al aeropuerto, Agustín y los hermanos Carranza, mis casi socios me esperarán allá.

—¿Ruggero?— una voz femenina que me resulta familiar me detiene cuando estoy por ingresar al hotel.

Me giro para ver quién es, no la reconozco, ni siquiera se si la conozco.

CONTIGO HASTA LA MUERTE #AES2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora