Capítulo veintitrés

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RUGGERO

Habían pasado unos días desde que volví a lado de Mercedes, y no porque quisiera, pero era necesario, Mercedes es la única persona a la que conozco desde el accidente, por lo tanto la única que me puede dar respuestas, sin embargo, ella no es muy cooperativa.

—¿Qué haces?— se espanto del susto y guardo su celular, estaba viendo las fotos de un nene, me preguntó quién será.

—Nada, pensé que estabas dormido, ¿bajo la fiebre?— se levantó para tocar mi frente. —Aún no a bajado, regresa a la cama, te prepare una infusión.

Sin reproches regrese a la habitación, la verdad si me sentía mal pero estaba aburrido de estar tanto tiempo echado, además no podía ni dormir, no puedo dejar de pensar en lo que dijo el doctor Hardy.

Mercedes no tardó en aparecer y al instante pego un grito al cielo diciendo que estaba ardiendo, me pidió que no me tapara pero yo tengo demasiado frío.

—Quítate la polera, para que no sudes más. — ¿sudar? me estoy muriendo de frío, —Anda yo se lo que te digo, luego podrás taparte.— la opción de abrigarme con las sábanas fue tentadora así que accedí.

~

—Te amo demasiado, y quiero que nos amemos así para siempre, que nada, nos separe, Karol.

—Ya nada nos va a separar, ya no, nos vamos a ocultar, ya todos saben la verdad, todo está solucionado. No te preocupes, tranquilo, siempre voy a estar a tu lado.

~

—¡CÁLLATE!— el grito de alguien había desecho mi sueño en el que veía a la mujer de ojos verdes y a mi vestidos de novios.

Un extraño sueño sin duda pero lo más extraño fue que al abrir los ojos ella estaba ahí, en frente de la cama, sus ojos estaban vidriosos, no pude verla bien, no estaba concentrado, estaba muy confundido, hasta le pregunté que hacía aquí, una cachetada fue su respuesta y eso llevo a más golpes de su parte, golpes que no me causaban más que confusión, la tomé de las muñecas para que se detuviera, eso me hizo mirarla a los ojos. Fue como si la intensidad en su mirar me pasará todo, cerré los ojos inconscientemente cuando sentí un ligero golpe en la cabeza, pero nadie me había golpeado, el dolor se volvió un poco intenso e hizo que soltará a la mujer de mis sueños, sus ojos me trajeron un flashback de imágenes donde ella y yo éramos los protagonistas, luego apareció Jhostin y una niña más grande que él, aparte de las palabras de Hardy hicieron eco en mí cabeza.

Eres, Ruggero Pasquarelli...

—¿Aceptas a Karol Sevilla como tú esposa?

Y así paso todo, es como si me hubieran quitaron una venda de los ojos y hoy puedo ver.

Las cosas que decía Mercedes nunca concordaban;
y las ideas me agobiaban,
vivir en este encierro de hogar me torturaba.

La verdad salió a la luz pero está tardo demasiado ¿no creen? He estado demasiado tiempo lejos de casa, ¿por qué todo esto duro tanto?

No soy Ruggero Ascencio, no sufrí un accidente en la autopista, no me case con Mercedes, mi familia jamás me olvidó fue al contrario yo los olvide a ellos. Cuando vi a Karol, un recuerdo fugaz cruzo mi mente, pero no la reconocí, no reconocí a la chica de ojos verdes en el club, que era ella, mi mujer, bese a mi esposa, mi verdadera esposa, a la que amé incluso sin recordarla. Tengo dos hijos, sus retratos en mi mente hicieron comprimir a mi corazón, los pensamientos me abordaron y con cada imagen que reproducía mi cerebro hacia que volviese a vivir la escena relatada, por supuesto que lo recordaba, siempre ha estado ahí, en lo más profundo de mi mente y mi corazón.

CONTIGO HASTA LA MUERTE #AES2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora