Capítulo treinta y tres.

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RUGGERO

Siempre dicen que las cosas que no son planeadas son las que mejor resultan y hoy puedo asegurar que es cierto, antes he luchado para que Karol me escuche y me crea, y hoy ella misma a estado lista para aceptarme.
Todavía no puedo creer que este cenando con la mujer más hermosa que existe para mí, sus grandes ojos verdes me miran y es porque yo no dejo de verla a cada instante, quisiera sujetar su mano mientras como porque me da miedo que desaparezca, me asusta pensar que ella se irá y cambiará totalmente conmigo. Siento una paz que no sentía hace mucho, tener a Karol a mi lado y el hecho de estar amistados nuevamente me da estabilidad emocional, y más aún al saber que sigue siendo mía y que en este tiempo no ha podido olvidarme, ella me sigue amando a mi.

"No me he acostado con Marcos"
"Sigo siendo tuya como siempre lo he sido"

Sus palabras me llenan de alivio y orgullo, ¿qué más puedo decir? Estoy fascinado con esta mujer, me enloquece de buena manera que sea mía, me encanta ser yo el único hombre que ella ha amado y al que se ha entregado por completo.

Siempre he sido yo, para ella.
Y ella siempre ha sido todo para mí.
Lo que significa que los dos siempre estaremos juntos porque nos amamos con intensidad, en estos tiempos nadie se amaría y respetaría como lo hacemos nosotros. Estoy orgulloso del amor que nos tenemos.

Amor y lealtad es lo que heredaremos a nuestros hijos, y quizá confianza, porque ahora en adelante no voy a permitir que dudes de mi amor por ti.

—Al menos déjame lavar los platos.

—No, tú toma tu refresco.

Me levanto y recojo los platos de la mesa para lavarlos

—Ruggero— me llama con un tono medio curioso.

—¿Qué ocurre?

—Creo que no era buena idea comer pescado, es decir, ¿dónde nos vamos a lavar los dientes?— quiero reírme por lo que pregunta pero no lo hago porque se vaya a enojar.

—En el baño?— le respondo tratando de no sonar burlón, ella rueda los ojos.

—Pero ¿cómo? si no hay pasta dental y aunque lo hubiera no tenemos cepillos.

—Ah tu no te preocupes, que he aquí tu secuestrador lo planeo todo. — ella se ríe mientras yo me seco las manos porque ya terminé de lavar. —Ven vamos al baño.

Karol se pone de pie y me sigue, prendo la luz del baño para que ambos podamos ver la magia, del tipo botiquín que hay en baño saco dos cepillos dentales empaquetados y hay una caja que contiene por lo mínimo tres pastas dentales. Gastos de mi hermano.

—Son cepillos de niños —me dice Karol riendo, —Así que todo planeado.

—Pero están nuevos, creo que mi hermano pensaba invitar a los niños este verano para que vinieran a jugar con Laura.

—Creo que nuestros hijos no van a tener con que lavarse los dientes.

Reírme con ella, es como si se reiniciara mi vida, es maravilloso ser feliz aunque sea en momentos cortos.

—¿Cuántas habitaciones tiene esta cabaña?— pregunta Karol observando el lugar abrazándose a si misma, debe tener frío.

—Ven, vamos arriba para que te pongas algo, debes tener frío así.

Tomados de la mano subimos la escalera hasta entrar en la tercera habitación del pasillo, está es la más grande, suelto la mano de Karol cuando entramos en la habitación, ella se queda observando los detalles mientras yo busco algo que le quede a mi pequeña, en el armario de mi cuñada. Unos pantalones sueltos y una polera tipo calentador, creo que estará bien con esto, se lo muestro y ella se extraña con la ropa, quizá porque es de mujer y la he conseguido yo.

CONTIGO HASTA LA MUERTE #AES2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora