«Muy bien, Namjoon. Has vuelto a quedar como un tonto».
Considera que merece un premio por cagarla dos veces y de la misma manera en menos de un mes. Se llevaría el galardón de manera justa. Lo sabe.
Ha estado dos días en su estudio tratando de sacar adelante una canción. No resulta del todo. Es mala, mucho. Incluso si trata de pensar en cómo mejorarla, se siente terrible. Estar allí es solo una excusa para poder decir que está ocupado, que no necesita que lo molesten.
Y está mal. Sabe que sí.
Nunca se ha sentido tan incoherente como ahora, tan inmaduro. Ser consciente de lo terriblemente estúpido que ha sido no es suficiente para hallar la razón tras su comportamiento. Ni lo entiende, simplemente no puede.
Es el líder. Se supone que debería ser mucho más lúcido que los demás. Para ser sincero, cree que un cesto de basura sería mejor líder de lo que es ahora. Al menos un cesto de basura podría comunicarse de mejor manera que él. Un bote de basura no estaría teniendo pánico gay porque sus fans lo están relacionando románticamente con uno de sus compañeros de grupo.
Incluso aquella vez que descubrió el fanart de él y Jimin casándose no fue tan terrible. Fue vergonzoso como la mierda, pero luego ambos se rieron y siguieron siendo amigos. Siguieron abrazándose como antes, hablando como antes. Incluso durmieron juntos en la misma cama días después del suceso.
Namjoon no lo sabe.
No sabe qué pasa.
No quiere indagar tampoco en ello.
Suspira agobiado, mientras se pasa las manos por los mechones castaños enredados. Sus piernas se mueven para girar la silla y Namjoon se tropieza con la vista triste del cesto de basura lleno de envases plásticos de ramen instántaneo. Es lo único que ha comido en los últimos dos días. No ha tenido la valentía para aparecerse en la mesa principal a comer lo que Jin ha preparado o a saciarse de la comida que han pedido los demás.
De todos modos, no puede esconderse para siempre. Ellos van a tener que volver al escenario, a los medios y al mundo del espectáculo en general dentro de un par de meses y algunas semanas. Siguen en el mismo grupo, incluso si Namjoon está evitando a todos los integrantes. En especial, a Jin.
Revisa su celular para encontrar que sus padres le han escrito. Responde algunos mensajes, pero se niega a ver redes. Todo empezó allí. Las cosas estarían bien si no hubiese saciado su estúpida curiosidad.
Los golpes en la puerta lo sobresaltan, así que dirige su mirada con miedo hasta el cristal traslúcido. Es Yoongi. Lo sabe por la forma de su cuerpo y porque está vestido de negro de pies a cabeza. Activa la puerta y observa al chico entrar, no sin antes dejar sus pantuflas en el tapete de la entrada. Namjoon piensa reírse de él por el color azul marino de sus medias, pero recuerda que ha estado evitándolos a todos. Incluyendo al pelimenta.
—Necesitas dejar de comer esa mierda —menciona mientras avanza hasta el sillón y observa el cesto de basura. Trae un plato en las manos y antes de que Namjoon cuestione el contenido, el chico extiende la mano y lo deposita frente a sus narices.
—¿Qué?
—Cerdo, curry y algunas verduras —informa tranquilamente—. Pensé que querrías comer algo diferente y decente.
Está agradecido. Mucho.
Antes de que pueda dar las gracias, alista sus palillos y ataca el plato. Está delicioso, sí. Se siente como si no hubiese comido en días, semanas. Yoongi lo observa en silencio. Namjoon sabe que ha venido por algo más. Lo conoce, pero le hará frente a eso después, cuando termine de comer.
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¿Sabes cómo te digo que te quiero? - Namjin
FanfictionEntre conciertos, entrevistas, maquillaje y extenuantes coreografías, Namjoon descubre con vergüenza y un poco de terror, que hay verdades que son más difíciles de aceptar que otras. ¿Qué pasa entonces cuando el modo en que ve al mayor de sus comp...