Namjoon ha sido demasiado incrédulo frente a algunas cuestiones a lo largo de su vida.
Antes de todo el asunto con Jin, le parecía estúpido pensar que alguien pudiese verse afectado por otra persona de manera significativa. Sin embargo, luego de acostumbrar a su cuerpo a dormir con Jin, su ausencia le hizo replantear la teoría tonta bajo la cual nadie podía ser herido por otro hasta hacer del dolor algo insoportable.
Ahora, que su cuerpo abraza el del mayor fuertemente y el olor del chico tiene un efecto de paz y tranquilidad sobre él, Namjoon se promete no volver a pensar algo tan absurdo como eso.
Mientras sus manos acarician con delicadeza la piel de la cintura de Jin por debajo de su pijama morado, el castaño sólo puede agradecer que la sensación de pérdida y la tristeza hayan sido disueltas. Le parece increíble, pero hasta hace un día él estaba pensando seriamente aceptar el carácter intolerable de su sufrimiento. Y ahora... no puede sentirse más feliz de poder estrechar a Jin con seguridad, sin incertidumbre de por medio.
Su cabeza se alza un poco para observar la hora en el reloj digital. Aunque no quiere nada más que pasar todo el día acostado con Jin, ellos aún deben hacer presencia ante los demás. Namjoon se asegura de no moverse demasiado para no despertar al chico, arreglándoselas para estirar la mano y encender la lámpara de la mesa de noche. La luz no es demasiado fuerte, pero logra hacer que el mayor se remueve ligeramente entre sus brazos y el castaño puede asegurar que no falta mucho para que los ojos del chico comiencen a abrirse.
Jin luce impasible, incluso en medio del puchero pequeño que hace mientras se despierta. Namjoon se siente completamente tonto mientras lo observa con atención y su pulso se acelera considerablemente cuando los párpados ajenos se abren para verlo. No quiere sentirse egocéntrico sobre el hecho, pero el castaño va a asegurarse de ocupar el lugar de ser lo primero que el otro vea cuando despierte.
—Hey —susurra suavemente, mientras lo sigue observando.
Namjoon no cree ser capaz de hacerse cargo del revoloteo haciendo presencia en su estómago y pecho. De los sentimientos floreciendo en cada parte de su ser, agudizándose cada vez más. Su sonrisa se ensancha ante la vista de Jin separándose para estirarse y comenzar el día, haciéndolo sentir intenso, demasiado enamorado para ser verdad.
Aturdido por el sentimiento.
—¿Cómo dormiste? —pregunta Jin, con la voz más ronca de lo usual.
—Muy bien, ¿y tú?
Él no tiene que ser demasiado listo para saber lo que el otro le va a responder, porque Jin se sienta en la cama y cuando termina de formular la pregunta, sus ojos buscan los de Namjoon para darle una sonrisa satisfecha que hace que su corazón lata más fuerte que antes.
—Hace siglos que no dormía así de bien —responde logrando sacarle una risa suave al castaño.
—No sabía que eras un vejestorio. —Se burla mientras observa al chico acomodarse el pijama mejor y ponerse de pie. Jin le da una sonrisa aún más grande que la anterior, mientras alisa su camisa. También le regala una bonita vista de su vientre plano y de su ombligo que Namjoon se ha contentado con acariciar más de una vez.
—Tonto —menciona divertido—. ¿Pancakes?
La sonrisa que surca sus labios debe ser una de las cosas más cursis y tontas que Namjoon haya hecho jamás. Sin embargo, desconoce cuáles son sus límites. Está casi seguro de que él va a seguir haciendo cosas cursis y empalagosas si Jin sigue viéndolo del modo en que lo hace. Va a seguir haciéndole incluso si el chico no lo mira.
Está perdido, completamente perdido.
—Sí. pancakes, sí —responde feliz.
Su respuesta es lo que el otro necesita para hacer camino hasta la puerta de la habitación y puede jurar que se va a cepillar los dientes. Una vez de vuelta, con la cara húmeda por el agua y sus cabellos más ordenados, el mayor toma su celular y hace un ademan de irse de nuevo.
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¿Sabes cómo te digo que te quiero? - Namjin
FanficEntre conciertos, entrevistas, maquillaje y extenuantes coreografías, Namjoon descubre con vergüenza y un poco de terror, que hay verdades que son más difíciles de aceptar que otras. ¿Qué pasa entonces cuando el modo en que ve al mayor de sus comp...