Capítulo 31

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—Espero que lo que sea que esté presionando mi espalda no sea una maldita erección, Namjoon. Porque te voy a matar si lo es.

—¿Eso cambiaría las cosas?

—Claro que cambiarán, porque te mataré después de esto.

El castaño se ríe antes de apartarse del pelimenta. Es temprano, casi las 7:00 de la mañana, sin embargo, no tiene más sueño. Al menoso no ahora que el trabajo lo acecha y ellos deben comenzar una gira dentro de dos semanas. Los ensayos son lo primero en la lista de prioridades. 

—En ese caso, me iré a bañar antes de que no puedas ver mi hermosa cara nunca más.

Lo oye gruñir cuando se pone de pie y camina hasta el baño. Una vez allí, Namjoon es rápido aseándose y afeitando el vello que ha comenzado a crecer sobre sus labios y en la barbilla. Procura ser cuidadoso con eso último, esperando no cortarse con la hoja de la cuchilla que lo vuelve a dejar impecable, libre de cualquier sombra de pelo.

—¡A comer!

Es Jimin entrando a la habitación para hacer el anuncio. 

Namjoon lo oye incluso desde la ducha, mientras imagina la mueca de notorio fastidio en la cara del pelimenta. Su cabello sigue escurriendo algunas gotas para cuando se acerca al chico acostado y lo remueve suavemente del lugar para despertarlo. Luego de algunos intentos fallidos e insultos, ambos logran ponerse en marcha hacia la cocina. 

Namjoon cree que sigue siendo demasiado estúpido que ellos tengan una mesa perfectamente cómoda para los siete, y sigan usando el mesón central de la cocina para tomar las comidas. Eso y las incómodas butacas de madera. 

Hoseok y Jimin ya están allí, al igual que Jin. La presencia de los tres aligera el ambiente, negando cualquier posibilidad de incomodidad. Namjoon está agradecido por eso, especialmente cuando el pelimenta se sienta a su lado e inicia una trivial conversación. 

—¿Llamaste a Taehyung y a Jungkook? —pregunta Jin a Jimin. 

El chico asiente con una sonrisa tranquila.

Los dos aparecen luego, para cuando Hoseok está poniendo un plato de tocino y rollos de huevo frente a cada uno. Ellos ni siquiera saludan cuando se sientan. Sólo comienzan a devorar su comida como si no hubiera mañana, ganándose una mirada de reproche por parte de Jin.

Cuando todos logran tener un plato, el último en sentarse es el mayor. Namjoon no puede evitar mirar si su plato tiene la suficiente comida y reprenderse mentalmente por centrar su atención en ello. 

Sabe que Jin siempre sacrifica su propia comida por los demás, para que ellos coman apropiadamente y en abundancia. Es tonto, considerando que ellos pueden permitirse tener toda la comida que quieran, pero es algo que el mayor no ha dejado de hacer a pesar de los años transcurridos y las ganancias acumuladas.

Namjoon siempre ha odiado que haga eso. 

Sus ojos vuelven a mirar rápidamente el plato del chico para notar que su porción es más pequeña que la de los demás. Aunque no debería estar preocupado por una cosa tan tonta como esa, no puede dejar de pensar en ello mientras los demás comen tranquilamente.

Es una suerte que Yoongi lo note también, seguramente porque Namjoon no ha podido dejar de mirar el plato de Jin. 

—Aquí tienes —dice el pelimenta tomando dos rollos y una porción de tocino para colocarlas sin ningún permiso en el plato del peligris.

Jin sólo asiente con una sonrisa mediana y comienza a comer. Namjoon está más tranquilo con el gesto, aunque en el fondo le hubiera gustado hacerlo por su cuenta. Incluso enojado y profundamente herido, el líder no puede evitar preocuparse por el chico.

¿Sabes cómo te digo que te quiero? - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora