—Tenemos que levantarnos.
Contrario a lo esperado, Namjoon recibe un gruñido por parte del otro chico, que se encuentra totalmente cubierto por las frazadas de la cama. Luce gracioso, como un bulto de mantas de significativo tamaño. Uno cuyo brazo rodea rápidamente su cintura para impedirle moverse.
Aún es temprano, pero no puede evitar sentirse abatido porque el día estará lleno de cosas. La ansiedad lo consume un poco cuando se detiene a pensar en los premios y su corazón late con fuerza en medio del deseo de llevarse algo a casa.
—Jin. —Le regaña suavemente cuando se da cuenta de que el otro no tiene intenciones de soltarlo.
—No quiero —dice y su voz suena ahogada entre las mantas.
A pesar de todo, le hace gracia y Namjoon se da cuenta de que él tampoco tiene muchos ánimos de salir de la cama.
Entonces Jin emerge de entre las mantas, con el cabello completamente desaliñado y sus párpados hinchados por el sueño. Sus dulces ojo se fijan en los suyos por algunos segundos en los que el líder cede ante el puchero del otro y le sonríe cálidamente. La recompensa por quedarse un poco más vale la pena cuando la mano ajena asciende hasta su rostro para acariciarlo y Namjoon se gira, depositando un beso en la palma y luego entre sus dedos.
—Esta mano estuvo anoche en tu pene y acabas de besarla. —Se queja Jin con un tono burlón.
El mordaz comentario lo hace rodar los ojos por un momento antes de acercarse al chico y darle un corto beso, esta vez en los labios.
—Esta boca también estuvo anoche en tu pene y no te oigo quejándote por eso.
El mayor suelta una risa divertida y acorta la distancia para besarlo de nuevo. Namjoon se siente incoherente consigo mismo cuando su mano avanza en medio de ellos para tomar al chico por la cintura y pegarlo aún más a su cuerpo, como si no tuviese intención de soltarlo. Eso los pone de nuevo en el comienzo, sin deseo alguno de salir de la cama.
Jin no se queja, de todos modos. El chico parece a gusto cuando el líder lo atrae a él y se abraza con fuerza al torso de Namjoon, descansando la cara entre su hombro y su cuello. Deposita algunos besos en la zona, para finalmente alcanzar su mandíbula y besarlo allí. Su nariz le hace cosquillas en la piel, pero no lo aleja.
—Le conté a mamá —dice Jin. Namjoon no pregunta, pero sabe a lo que el otro se refiere.
Su corazón palpita nervioso bajo su pecho, esperando lo siguiente. Conocen las familias de todos. De hecho, él tiene una gran relación con el papá de Yoongi y la mamá de Jin.
—¿Tengo que preocuparme por eso? —pregunta cautelosamente, temiendo la respuesta.
Ellos son los suficientemente maduros para ser conscientes de que incluso si están dispuestos a continuar con su relación, los prejuicios son una cosa de la que simplemente no pueden escapar. Están allí, afuera, pero también dentro de las personas que consideran más cercanas.
—No —responde rápido, para luego subir su mano hasta la mejilla de Namjoon y obligarlo a girar su rostro para estar frente a frente—. Bueno, no lo sé. Ella sonaba extraña.
—Supongo que por la sorpresa —dice Namjoon tratando de tranquilizar al chico, que ahora tiene un gesto de preocupación en el rostro—. Si para nosotros fue difícil, para ellos también lo va a ser. Incluso puede serlo mucho más.
Jin asiente acercándose para descansar su boca sobre la mejilla del castaño. No lo besa, solo se queda junto a él de esa manera. Sabe que quiere seguir hablando, lo intuye por el modo en que sus ojos lo miran con cautela.
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¿Sabes cómo te digo que te quiero? - Namjin
Fiksi PenggemarEntre conciertos, entrevistas, maquillaje y extenuantes coreografías, Namjoon descubre con vergüenza y un poco de terror, que hay verdades que son más difíciles de aceptar que otras. ¿Qué pasa entonces cuando el modo en que ve al mayor de sus comp...