Capítulo 19

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No se siente bien. 

Lo puede constatar en el desgaste físico que aumenta con cada ensayo, con cada hora que pasan sudando mientras intentan perfeccionar la coreografía del single. 

Su mente no está allí. Oye los lejanos regaños de Sungdeuk, quien le insiste que necesita concentrarse, que está fuera de tiempo y que necesita pisar con más fuerza. No escucha. Namjoon sólo puede observar las gotas de sudor que caen al piso y que resbalan por su frente.

Lleva dos semanas en la misma dinámica y se está cansando de oír lo mismo, de no poder bailar como tiene que hacerlo, de equivocarse en la misma parte, de no tener energía...

Namjoon no ha estado durmiendo lo suficiente. Cada noche es un completo martirio. Incluso si se fuerza a sí mismo a cerrar los ojos y dejar de rumiar, los pensamientos afloran y no lo dejan descansar. Sumado a ello, está el hecho de que no se ha estado alimentando apropiadamente. Un envase de ramen al día no es suficiente para cubrir sus necesidades nutricionales y calóricas. 

No lo es y nadie se ha dado cuenta de ello tampoco.

En las mañanas, el espejo le devuelve un reflejo crudo de la realidad. Sabe que ha bajado de peso de manera drástica en los últimos días, pero no es ninguna sorpresa. El desgaste físico de los ensayos, sumado a no comer ni descansar, está haciendo de las suyas y él no está haciendo algo al respecto.

De hecho, no le importa. En lo absoluto. 

Suspira agotado mientras la voz de Sungdeuk se escucha aún en el fondo. Sus ojos se dirigen hasta el espejo gigante del salón de prácticas y puede contemplar la ropa holgada y las capas que seguramente nadie sabe, ha estado usando bajo sus camisas anchas para disimular la pérdida de peso.

Entonces el hombre se acerca hasta donde está. A sus espaldas, los chicos todavía suenan agitados luego de la práctica.

—Ven —le dice con cariño, mientras posa una mano sobre su nuca y lo conduce afuera.

Namjoon no dice nada. Se deja hacer porque está demasiado cansado para preguntar. Lo próximo que sabe es que Sejin lo toma del brazo para llevarlo afuera del edificio. Tampoco interviene cuando le hace subirse a la camioneta y ellos parten. Es silencioso y Namjoon puede sentir la mirada de Sejin sobre él. Seguramente el hombre está tratando de descubrir lo que sucede con él, indagando sobre el color inusual de su piel que se ha tornado más pálida o preguntándose por qué su ropa se ve más holgada sobre su cuerpo.

Ellos lo saben. Saben que algo sucede.

Habría que ser un idiota para no percatarse.

Una vez en el apartamento, Sejin entra con algunas personas del staff. Personas de confianza, que él conoce bien. Se mueven en la cocina mientras Namjoon observa con pesar sus manos tamborilear contra la mesa principal.

—Ten —dice el hombre y el castaño recibe sin muchas ganas una taza humeante que el otro le ofrece. 

Su boca sigue sin abrirse para hablar, pero lo hace sólo para sorber un poco. Sabe a té y a algo más que no logra reconocer. Cree saber de qué se trata, así que solo se lo toma sin rechistar, ignorando el sabor diferente.

Sus ojos pesan y parpadean con letargo cuando vacía el contenido de la taza y Sejin lo conduce con una mano en su cintura hasta su propia habitación. No sabe cómo pero el hombre se las arregla para quitarle la ropa con cuidado y ponerle un pijama suave que huele a suavizante. 

Ahora el hombre lo ha visto y a Namjoon le sorprende ser consciente de lo poco preocupado que está de saber que el otro sabe sobre sus costillas sobresalientes y su abdomen delgado... que es casi seguro que ya se percató de que ha bajado al menos cinco kilos en las últimas semanas. 

¿Sabes cómo te digo que te quiero? - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora