Capítulo 15.

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Después de un largo día de trabajo, finalmente pude regresar a casa y comer el resto de galletas que dejé en el refrigerador, pero como lo temía, ya no estaban.

—Merde —dije en alto.

—¿Qué sucedió? —preguntó mi hermana recargandose en el marco de la puerta, comiendo mis preciadas galletas.

—¡¿Por qué te estás comiendo mis galletas?!

—Papá me dió una, no sabía que eran tuyas.

—¡Mientes! Papá nunca agarra la comida ajena.

—Lo hace desde que perdió a su esposa —tras decir eso, la habitación quedó en silencio —debes... Debes entenderlo, realmente la amaba.

—Lo sé —unas lágrimas salieron de los ojos de ambos —... Realmente la extraño.

—Igual yo...

Otro silencio.

—Hablando de eso, tengo algo que pedirte —dijo Mía.

—¿Qué es?

—Tienes que terminar con ese rumor de que eres gay.

En este momento no sé que decir.

—¿Cómo...? —pregunté.

—Me encontré con Eleanor ayer y ella me dijo.

Merde, merde, merde.

—Mamá no crió a un homosexual —dijo más seria.

—No lo soy.

—Eso espero —sacó una bolsa de su bolsillo y me la arrojó —ahí están tus galletas, ahora ve a pensar en como resolver esto.

Y eso hice, pero por más que pienso no logro decifrar como calmar ese rumor.

¿Y si grito en la cafetería la verdad?

¿Y si me consigo una novia?

Pero... ¿Y si lo dejo así? De cualquier forma yo sé que no es verdad.

Creo que lo más preocupante para mi ahora es que no sea del todo una mentira.

¡Di que eres...!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora