Los alumnos iban por la cancha de un lado a otro, el profesor de educación física aún no había llegado y todos aprovechaban para jugar un partido rápido de fútbol, yo solo veía como mis antiguos amigos se divertían, sin poder acercarme a ellos.
—Tal vez debí hacer más amigos —dije para mi mismo.
Es cierto que le hablo a la mayoría del salón, pero ellos ya tienen sus grupos formados, es incómodo estar ahí mientras solo se hablan entre ellos, creo que le ha pasado a todo el mundo.
Un silbato sonó por toda la cancha, era el profesor, nos pidió formar parejas para lanzar la pelota entre nosotros.
—Bien, solo debo encontrar a alguien que no tenga pareja —miré a los lados buscando a una persona libre.
Ví a Cid despidiéndose de sus amigas, el tampoco tiene pareja.
—Hey Cid, ¿quieres hacer equipo conmigo? —dije con la pelota en la mano.
Estaba esperando una respuesta pero el solo me pasó de largo, yendo con una chica que estaba detrás mío.
—Lo siento —susurró el.
Volví a mirar por la cancha para ver si alguien necesitaba una pareja, entonces ví que Raimundo estaba solo, no sabía si ir con el, era con el que más hablaba y aún así me abandonó.
—Hey, Ray —lo saludé.
—Emm... ¿Hola?
—¿Alguien no consiguió pareja? —dijo el profesor.
Miré a Raimundo para preguntarle si quería ser mi pareja, bien, eso sonó un poco gay, no me mal entiendan.
—¿Hacemos equipo? —preguntó con pocos ánimos.
El silencio incómodo comenzó, ambos solo veíamos la pelota, pero luego Raimundo rompió el silencio.
—¿Es cierto que te gusta Job? —que directo.
—No, son solo rumores.
—¿Y sobre que eres gay? Nunca me lo dijiste —bien, me arrepiento de haberlo dicho, no vuelvo a basar mi vida en memes.
—Es una larga historia.
—Perdón por dejarte de hablar.
—Me sorprendió que tú me dejaras, no eres de ese tipo...
—Es solo que... —asentí para que continuara —es que Job...
—¿Job qué?
—No quería que me dejara de hablar porque el... —se sonrrojó —me gusta.
Eso no lo esperaba, aunque ahora entiendo porque Ray siempre se le quedaba viendo tiernamente a Job.
—Sé que te lo debí decir porque somos amigos, pero a veces hablas de más y...
—No querías que te delatara, entiendo.
—¡Ray! —llamó Erick —terminó la clase, vamos.
—Voy —le contestó para luego verme —lo siento, debo irme.
Fue bueno mientras duró, al menos me habló, un mes tarde, pero lo hizo.
—¿Por qué hablabas con el? —le dijo Erick a Raimundo.
—Perdón, no tenía pareja —contestó Ray.
Erick solo me volteó a ver con una sonrisa que denotaba algo de preocupación y se fue con Raimundo.
Pasó el receso, la clase de artes había empezado y como siempre, me quedé haciendo la tarea.
—¡¿Había tarea?! —gritó Rebeca apareciendo delante mío.
—Si, es de historia, ¿se te olvidó? —me pereció raro que olvidara la tarea, ya que es la representante de clase y siempre la trae lista.
—No puede ser, mi promedio perfecto —decía con sus manos en la cabeza —Cid, ¿hiciste la tarea? —volteó a verlo.
—No la anoté —exclamó Cid.
—¿Tarea? —preguntó Zaira apareciendo a su lado.
—Dios, ¿por qué me diste amigos tan vagos? —lamentó Rebeca mirando hacia arriba.
—Tranquila pueden copiar la mía —dije.
—Gracias David —tomó mi cuaderno y se sentó a lado mío —Cid, Zaira, ustedes también hagan la tarea.
Los mencionados no reclamaron nada y jalaron dos pupitres a lado de Rebeca. Pasaron el resto de la clase copiando mi tarea, cambiándole cosas para que el profesor no se diera cuenta.
—Listo —dijo Zaira —che, ¿ya acabaste? —refiriéndose a Cid.
—Si, toma —Cid me entregó la libreta con una cara de pocos ánimos y se fue rápido.
—¿Por qué es así? —pregunté.
—¿Te refieres a Cid? —preguntó Rebeca a lo que yo asentí —así es con las personas que apenas conoce, pero tranquilo, tal vez luego sea amable, cuando lo conoces es muy tierno.
—¿Ya terminaron? La clase de historia está por empezar.
—En cuanto a Zaira, ella solo es un tanto grosera.
—Señoritas, siéntese por favor.
Zaira y Rebeca fueron a sus respectivos lugares y la clase empezó.
—Los voy a nombrar por número de lista para que me entreguen su tarea.
El maestro empezó a revisar las tareas, parecía feliz de que la mayoría la haya entregado, pero su expresión cambió cuando nombró a Rebeca.
—David, ¿podrías darme tu tarea por favor?
Cuando le entregué mi trabajo al profesor, tachó el nueve que me había puesto, hizo lo mismo con el trabajo de Rebeca.
—No sé quién le copió a quién, pero estos trabajos son idénticos.
Nos pidió sentarnos y dijo que para la próxima nos iba a llevar con el director, cuando la clase acabó fui con Rebeca para hablar de lo sucedido.
—¿Lo copiaste igual?
—Si... —contestó.
—¿Sos idiota? Nunca debes copiar la tarea igual —dijo Zaira.
—Dejala, es la primera vez que copia un trabajo —intervino Cid.
—Perdón David, por mi culpa no te calificaron.
—Te perdono.
—¿Eh? Se supone que debes decime "no fue tu culpa".
—Pero si lo fue.
Zaira rió y luego habló —Me caes bien —refiriéndose a mi —¿querés almorzar con nosotros mañana? Digo, hace como un mes que te vemos solo.
—¿Me espían?
—¿Querés o no?
—Está bien.
—La profesora ya llegó —advirtió Cid.
Fui a mi lugar, mañana al fin tendré con quien almorzar.
ESTÁS LEYENDO
¡Di que eres...!
RomanceToda mi vida pensé que imitar los cómics de Internet era divertido, o que ser homosexual sería fácil, pero después de mentir diciendo que lo soy, he cambiado de opinión. ¿Se supone que deba decir la verdad? La verdad es que soy un idiota que ahora e...