La hermana de David estaba pensando seriamente en que de pronto todo su alrededor parecía volverse gay, desde su hermano, hasta las personas que se encuentra casualmente en la calle, esa idea le causaba una gran incomodidad. Su homofobia empezó cuando fue rechazada por Michael, el chico con quien se había obsesionado desde preparatoria porque al parecer a él le gustaba otro chico y eso simplemente no lo podía aceptar, intentó en repetidas ocasiones «cambiar» la orientación sexual de Michael e incluso había intentado convencer a sus amigos que eso no era normal, pero ellos siempre le decían lo contrario, haciendo su enojo y orgullo crecer.
Ahora lo que temía se había hecho realidad, su hermano era gay, el mismo gritó que era gay frente a todos, pero luego le dijo a ella lo contrario y eso realmente la confundía. Lo peor es que no le sorprendía todo eso, sus sospechas habían comenzado cuando de pequeños, escuchaba a David decir que se casaría con Peter Pan, en su mente de niña no le importaba, pero ahora veía las cosas desde otra perspectiva.
Su madre los había criado de esa forma, enseñandoles que no importaba a quien amaran, sería completamente normal, pero David parecía no recordar eso y Mía había aprovechado la mala memoria de su hermano para convencerlo de que él no era gay y debía desmentir eso pronto.
—¿Podrías cuidar de Mateo hoy? Iré con mis amigos al kiosco —preguntó David, entrando en la habitación de Mía.
—Depende —contestó ella, mientras veía su teléfono.
—¿De qué?
—Si son esas dos amigas tuyas, prefiero no hacerlo.
David quedó confundido y a la vez molesto, su hermana, al no obtener respuesta, levantó su mirada del celular para observar a su hermano y explicarle a lo que se refería.
—¿Acaso nunca has visto que los gays simpre se juntan con puras mujeres?
—Pero no soy gay —contestó David.
—La gente cree que lo eres, si te juntas con ellas, será peor.
Antes de que David pudiera responder, alguien tocó el timbre, en seguida fue a abrir, suponiendo que eran sus amigos.
—Creo que ya llegaron —dijo David, mientras se dirigía a la puerta —, son el primo de Eleanor y los demás, así que no te preocupes —añadió de mala gana.
—¿Ellos ya saben que metiste? —interrogó Mía.
David suspiró.
—Si... —dijo, para finalmente cerrar la puerta.
Entre la molestia, Mía pudo notar un poco de tristeza en el rostro de su hermano, tal vez estaba siendo algo dura con él, pero sabía que era lo correcto, pensaba que su hermano debía amar a una mujer porque eso es lo que todos esperaban, incluso su madre dijo una vez que si David encontraba a alguien a quien amar, estaría encantada con ver su boda y verlo felices junto a su pareja, ahora que ella no estaba, debía encargarse que fuera así.
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¡Di que eres...!
RomansaToda mi vida pensé que imitar los cómics de Internet era divertido, o que ser homosexual sería fácil, pero después de mentir diciendo que lo soy, he cambiado de opinión. ¿Se supone que deba decir la verdad? La verdad es que soy un idiota que ahora e...