Capítulo 14.

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Un rubio se encontraba escondido junto a su —posiblemente— amigo, esperando a que el director de su escuela se fuese del lugar. Maldecía el momento en que pensó que sería buena idea pasar el receso fuera de la escuela, cuando sabía perfectamente que en los miércoles estaba prohibido hacerlo, pero, todo fuera por su helado de nuez. Aún así no contaba con que el director Mario estaría ahí, comiendo una pizza.

—Parece que al director también se le ocurrió venir por comida —dijo David para calmar el ambiente, pero Cid lo miró con mala cara —. Ok, no es momento de bromas.

—No vuelvo a hacerte caso otra vez —contestó el rubio.

—¿Negarías alguna vez ir por un helado de nuez?

—¿Cómo sabías que me gusta el helado de nuez?

—Me lo dijo tú padre.

—¿Cuándo hablaste con mi padre?

—Cuando fuimos a tú casa para celebrar tú cumpleaños, llegué antes que las chicas así que hablé con el un buen rato, incluso me mostró un álbum de fotos —Cid lo miró curioso —. Por cierto, te veías bien vestido de vampiro.

Cid solo volteó a otro lado para ocultar su sonrojo, en eso vio una sombra acercarse a su dirección, estaba seguro de que era el director, así que jaló a David para que ambos se ocultaran bajo el mantel.

—Necesitamos salir ahora, el está distraído hablando con el dueño, es nuestra oportunidad —sugirió David.

Cid solo se quedó pensando en si eso era buen idea, y antes de que pudiera contestar, el castaño lo agarró de la mano para llevarlo con el a otro escondite.

—¿Qué demo-, ¿por qué me trajiste al baño? Se supone que iríamos afuera, sigue siendo lo mismo si aún estamos en el restaurante —Reclamó Cid.

—Si salimos el director nos verá, está distraído, pero no es ciego, estando aquí podemos irnos lentamente —contestó David.

—Vaya, después de todo si piensas.

—¡Ey!

—Tenemos suerte de que el baño sea grande, así cabemos perfectamente los dos.

—El baño es grande, al igual que mi...

—No quiero saber si "eso" es grande —interrumpió Cid —solo asomate por la puerta para saber si ya nos podemos ir, el receso está por terminar.

David no reclamó e hizo lo que el menor dijo, el director se encontraba de espaldas, hablando aún con el dueño del restaurante.

—Allons-y! —exclamó el castaño agarrando a su acompañante de la mano para poder jalarlo hacia la salida.

—¡Espera, no hemos pagado! —reclamó Cid.

—¡Volved aquí, ratas! —gritó a lo lejos el dueño de aquel restaurante.

—Está bien Hugo, yo lo pago, ellos eran unos de mis alumnos —contestó el director.

Los dos chicos llegaron a su escuela rápidamente, después de todo, estaba cerca del restaurante, aún así se encontraron con la reja para entrar completamente cerrada.

—Bien, ¿ahora qué hacemos? —preguntó el rubio.

—Puedes... ¿Intentar subirme...?—contestó David como pregunta y afirmación a la vez.

Cid suspiró —Lo intentaré —Y así fue, pero por más que trató, no podía siquiera levantar a su compañero del suelo —Oye... —intentó decir, jadeando —¿no crees que sería más fácil si tu me cargas?

—Lo sé, solo quería que lo intentaras —el rubio lo vió con mala cara —¿qué?

—Mejor cállate antes de que te dé un puñetazo en los huevos.

—Lo tendré en cuenta —David dió una ligera risa antes de agarrar de la cintura a Cid para subirlo hasta las rejas, pero antes de lograrlo una voz los interrumpió.

—Creo que eso ya no será necesario —dijo el director viéndolos por sus espaldas.

Ambos chicos se sobre saltaron mientras se separaban.

—Si piensan volver a tener una cita, por favor no se escapen de la escuela, suficientes problemas tenemos con los que fuman en el baño.

—Nosotros no... —intentó decir Cid.

—Si, lo sé, "no tenemos una cita, no soy gay", lo mismo decía el príncipe, al menos David ya lo admitó.

—Yo no soy gay —contestó David olvidándose de lo sucedido con Eleanor.

Cid lo miró confundio, mientras director alzaba una ceja —los chicos de hoy son muy confusos.

El señor Mario se acercó a la reja para abrirla y los dirigió a su oficina, ya ahí vieron a Job esperando afuera.

—Esperen un momento aquí mientras veo que sucedió con su compañero —contestó el anciano mientras se adentraba a su oficina con Job siguiéndolo mientras veía a David.

Ya cerrada la puerta, David tragó saliva y habló —¿no crees que parecía querer matarme?

—No, parecía más bien triste —contestó el rubio mientras se sentaba—en cualquier caso... Pensé que si eras gay.

—No... —el castaño se rascó la nuca —mentí...

El lugar se quedó en silencio.

—¿Por qué? —finalmente preguntó Cid.

—Porque soy un idiota.

—Esa respuesta no es válida.

—Pero lo soy... —decía David mientras hacia su cabello hacia atrás — no sé porque no se me ocurrió otra cosa que decirle a Eleanor, en serio soy idiota.

—¿Entonces solo se lo dijiste para rechazarla? —David asintió —eso si es idiota —Cid miró como el mayor no soltaba su cabello —, pero todos somos idiotas.

—Si no hubiera hecho eso, nadie me molestaría, además, mis amigos y yo seguiríamos juntos.

—Ey, recuerda lo que dice esa canción, "el hubiera no existe", además, nos tienes a las chicas y a mi.

—Creí que no me considerabas tú amigo.

—Supongo que ahora lo eres —Cid le sonrió a David, era la primera vez que veía su sonrisa dirigida hacia el, y en ese momento supo que quería seguir viéndola. Iba a abrazarlo, pero el rubio lo detuvo —sin contacto físico.

Eso etaba bien para David.

Claro.

¡Di que eres...!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora