Capítulo 2

520 64 4
                                    


Mark Tuan jamás fue una persona que se caracterizara por ser ególatra o mal hablada, más bien tenía una cierta fama por ser alguien amable y noble con todos por igual. Casi nunca tuvo problemas con otra persona, pues normalmente era tranquilo y calmado como para que alguien pudiese tener algo en contra de él.


Su familia siempre trató de estar con él la mayor parte del tiempo. Su padre, Raymond, se esforzaba en una empresa medianamente destacada, así podía traer el dinero a casa para que tanto su esposa como Mark pudiesen disfrutar de comida y ciertos lujos que se podían permitir en ocasiones. Dorinne, por su parte, trabajaba de medio tiempo en una tienda de conveniencia. A pesar de no necesitar en si el trabajo, lo hacía porque era una pequeña distracción para ella y también le gustaba. Además, siempre procuraba tener algo nuevo que poder obsequiarle a Mark.


El pequeño Tuan nunca tuvo que quejarse de su familia, era muy unida y comprensiva. Su ambiente hogareño era muy cálido y agradable, normalmente sus vecinos se los recalcaban mucho. En ocasiones hacían reuniones familiares en su casa donde las cosas solían avivarse incluso mucho más con la presencia de sus tantos seres queridos.


Claro que hubo oportunidades donde fue necesario alguna riña hacia Mark, pues él también debía de tener modales y no querer pasarse de listo. Afortunadamente, Dorinne era una excelente madre y estuvo ahí las veces que fueron necesarias.


La familia Tuan vivía felizmente en Los Ángeles, donde habían podido comprar una casa agradable que decoraron con cariño. Mark podía recordar bien las tardes donde sus amigos insistían en ir a jugar videojuegos a su casa.


Mark pasó su infancia rodeado de personas agradables, si bien nunca tuvo un círculo social lo suficientemente grande, con quienes solía pasar el rato era suficiente para él. Él se sentía bien estando allí, y lo más importante es que él era feliz.


Las cosas empezaron a torcerse cuando la etapa de la adolescencia empezó a atacarlo. Cuando las hormonas empezaban a alborotarse y se conseguía de alguna manera al primer amor.


Los padres de Mark siempre fueron abiertos de mente, por lo que no tardaron en revelarle a su hijo sobre el sexo. Preferían que su hijo estuviese preparado y acudiese a ellos cuando los necesitara. Aquello hizo tomar conciencian al Tuan, quien pronto habría empezado a experimentar las molestas mariposas en el estómago. Pero no de la manera en la que se esperaba, precisamente.


Él escuchaba a sus amigos hablando de las chicas, de cómo su falda corta le dejaba entrever más allá, de cómo sus pechos crecían o de cómo se le ajustaba alguna camisa marcándoles el escote. Mark veía a sus compañeros caer embobados frente a cualquier chica linda que pasase por ahí. Sin embargo, a él no le parecía la gran cosa.


Los demás, al percatarse de la actitud de rechazo que emanaba Mark, no hacían más que voltearle a ver extrañados. Afortunadamente, las cosas quedarían de esa forma después de darle una palmada de simpatía en la espalda y unas simples palabras amistosas.


<<Entonces ella definitivamente no es tu tipo, hermano.>>


El Tuan resoplaba y alzaba los hombros sin tener nada mejor que decir, pues ni él mismo podría saber exactamente cómo se suponía que debía de sentirse. ¿Por qué a él las chicas le parecían exactamente igual?, ¿por qué no se sentía nervioso hablando con alguna? No lo sabía, y tampoco estaba muy entusiasmado por querer averiguarlo.

Wrong Words [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora