Capítulo 11

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Si Mark dijera que no se encontraba decepcionado de que aquel encuentro no se hubiese vuelto a repetir, habría sido una vil y total mentira.


No, no era tan mala su nueva rutina. De hecho, habría cambiado y podría incluso considerarla como "buena" en algún punto. Porque debía admitir que la disfrutaba aunque sea un poco. Y sí, había estado terriblemente decepcionado de que las oportunidades no se hubiesen desarrollado como a él le habría gustado. Pero al menos eso es mejor que nada, se dijo a sí mismo.


No, aquella vez no fue la única donde Jackson y él habían coincidido en la parada de autobús. Varias ocasiones fueron donde se encontraban allí, donde Mark se deleitó con la presencia que tanto extrañaba. Donde pudo verlo siendo él y no la persona que siempre había aparentado ser. Donde Jackson se comportaba como una persona sin más.


Sin embargo, sí fue la única vez en la que habían hablado como en el pasado.


Se había sorprendido, incluso, de que Jackson –contrariamente a lo que él hubiese esperado- le permitiese quedarse a su lado en esas contadas ocasiones. No hubo insultos, no hubo golpes, tampoco agresiones ni humillaciones. Sólo una inusual e incómoda calma que a Mark le dejaba con un mal sabor de boca. Varias veces había tratado de hablar con él, de intentar que las cosas volviesen a funcionar. Sin embargo, todas habían fallado. Lo más que lograba recibir de parte de Jackson eran, en su mayoría, simples monosílabos. Con suerte, una frase de más de cinco palabras. Y aquello le jodía tanto, que, a veces, ni si quiera lo intentaba.


Mark no podía decir si prefería seguirlo intentando o si prefería al Jackson que le odiaba. Porque al menos aquel Jackson era capaz de mostrar sus emociones, de reflejar algo con sus acciones. No parecía un simple cascarón vacío que se movía por pura necesidad.


Un cascarón vacío es lo que era para Mark. Y eso le jodía.


Jackson no había sido así antes, de esa manera tan inusualmente tranquila e inalterable. Él se veía mentalmente agotado, quizá estresado. Mark no lo sabía, no tenía forma de saberlo. Todas las veces que intentó hablarle al respecto, Jackson sólo había gruñido. Y aun así, el rubio podía saber que aquello era un simple mensaje de que no quería hablar. ¿Un gruñido de advertencia? Absolutamente no. Jackson no parecía ni si quiera tener fuerzas para eso.


Era frustrante para el Tuan. Vaya que lo era. Pero eso no significaba que no había aprovechado de intentar hacer de las suyas en un intento de bajo perfil. Porque aunque no lo supiera, Jackson era consciente de que, cada vez, Mark se sentaba en un puesto más cercano a él. Y aunque intentase pasar desapercibido, aquello no podía serlo para Jackson. De hecho, a pesar de que ahora el rubio se sentaba justo detrás de él, era imposible decir que aquello le molestaba –tal y como creyó que lo haría en un principio-. Quizás era incluso un alivio que, de alguna manera, estuviese tan cerca. Aunque se sintiese tan jodidamente lejos.


Por su parte, Mark había pensado que el que Jackson no lo rechazara, implicaba al menos una mínima esperanza en arreglar las cosas. El problema era que el Wang no parecía querer poner de su parte en ello, y Mark estaba confundido al respecto. Porque si bien Jackson no lo alejaba cuando estaban juntos, tampoco parecía haber hecho algo sobre los maltratos que aún seguían haciéndole los imbéciles. Por lo que todo era confuso y, cómo no, frustrante también. Y después de haberlo pensado por un buen rato, y de darle suficientes vueltas en la cabeza, había decidido –con pesar- hacerle caso a Jinyoung.

Wrong Words [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora