let's hurt tonight ; jensoo

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Jennie pensó demasiado en si sería correcto o no expresar en un audio la tormenta que llevaba dentro. Se dijo a sí misma que no tenía nada que perder, todo estaba arruinado y no podría ser peor, así que lo hizo. No consideraba haber sido valiente, era simple acto de resignación: si Jisoo respondía, estaba bien, si no lo hacía, también estaba bien; de todas formas, la angustia seguiría ahí, los pedazos rotos no volverían a unirse y las disculpas no significarían nada.

Jennie despertó agitada por sus pesadillas, lo último que recordaba era una sombra persiguiéndola hasta llevarla a un acantilado y hacerla caer. Para cuando se recuperó y logró sentarse, advirtió que no sentía sus manos, estaban heladas y sus venas parecían responder a la temperatura con un tono violeta. Las agitó frente a sus ojos y le parecían irreales, como si no le pertenecieran.

— No siento nada — susurró para sí misma.

Tal vez solo se estaba desvaneciendo. Tal vez su alma, cansada de vivir en una realidad falsa alimentada por recuerdos inventados y sonrisas forzadas, intentaba escapar de esa agonía. Jennie era un caparazón vacío.

Ahogó un agudo gemido de dolor dentro de las mantas que la cubrían, las lágrimas brotaron de sus ojos sin poder evitarlo, la tristeza era demasiada y se desbordaba por todo el cuerpo de Jennie. Desde sollozos bajos hasta gritos ahogados, desde sudores fríos al temblor de sus manos, desde ganas de volver al pasado hasta desear no existir.

Todo era negro para ella, sufría por el peso de su carrera, el peso de sus decisiones, y por el precio del camino que había elegido. Se preguntó si podía culpar al destino, era mucho más fácil creer en él y justificar sus acciones bajo un "esto es lo que tenía que pasar", pero resultaba contradictorio, porque pensar en ello le hacía odiar el no poder cambiar la situación.

A mitad de su llanto, la soledad pudo con ella y los fantasmas del pasado le susurraron que busque a ángel para recibir consuelo. Jennie pensó demasiado en si sería correcto o no expresar en un audio la tormenta que llevaba dentro, pero se dijo a sí misma que no tenía nada que perder, todo estaba arruinado y no podría ser peor, así que lo hizo, buscó a Jisoo por primera vez después de tantos meses.

No consideraba haber sido valiente, era simple acto de resignación: si Jisoo respondía, estaba bien, si no lo hacía, también estaba bien; de todas formas, la angustia seguiría ahí, los pedazos rotos no volverían a unirse y las disculpas no significarían nada. Simplemente anhelaba un poco de paz, buscaba a esa voz dulce capaz de detener el tiempo solo para que Jennie tuviera el suficiente para recuperarse.

Pequeñas, pero desgarradoras, punzadas atacaban sus costillas sin compasión y, no fue hasta que decidió levantarse en busca de un calmante, que se dio cuenta de cuán roja estaba la piel de sus brazos, tan lastimada como si hubiera amortiguado una caída con ellas.

¿Era normal? ¿cuándo aparecieron? ¿estaba bien que, aún si acariciaba la rasposa piel rojiza, no le doliera siquiera un poco?

Jennie esperaba sentir dolor, pero esa sensación nunca llegó. Sentía que su cuerpo no le pertenecía más.

๑ ๑ ๑

Jisoo no paró de pensar en el contenido del audio, preguntándose si serían reclamos o llantos. Realmente no estaba segura de querer averiguarlo porque sabía que no podría soportarlo, sin embargo, se volvía débil cuando se trataba de Jennie, así que no podía ignorarla.

Entonces la voz de la menor regresa a donde pertenece: a su hogar, y lo reclama como suyo nuevamente, a pesar de que la acompañe un aire extrañamente triste y trágico. Sus oraciones se cortaban con hipidos y suspiros y trataba de disimularlos fingiendo una tos repentina, trataba de darle sentido a sus palabras, pero le era imposible, como cuando un poeta ha perdido el rumbo de la construcción de sus versos y la armonía de su rima.