Epílogo

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Los primeros rayos de sol se colaban por la ventana cuando uno débil alcanzó los ojos de Jisoo, quien despertó casi al instante. Se arrepintió de no haber cerrado las cortinas antes de acostarse a dormir, pero la noche era muy bonita como para tapar la vista con dos trozos de tela gris.

El cielo estrellado se había robado la atención de Daehyun y, de pronto, toda su pasión por los astros había salido a la luz al identificar una de las tantas constelaciones, que, hasta ese momento, Jisoo no conocía.

El chico había insistido en llenar la habitación con pequeñas velas que iluminaran solo lo suficiente, colocadas en lugares estratégicos (según él) para que el ambiente se vuelva mágico. Jisoo lo escuchaba atenta, maravillada por el entusiasmo con el que Dae le contaba una leyenda sobre la luna y una estrella que deseaba opacar su brillo con una colisión de magnitudes inmensas.

Hace mucho tiempo no sentía tanta paz. Le alegraba saber que estaba viviendo experiencias que la hacían sentir en el mismísimo cielo. Las mariposas en el estómago no la dejaban tranquila, solo dormían cuando ella lo hacía y volvían a presentarse en la mañana cuando despertaba rodeada por un cálido abrazo, un beso en la frente y el sonido de una respiración tranquila en su oído.

Y por primera vez descubrió que despertar no era tan malo como ella pensaba. Incluso si le pesaban los ojos por no dormir lo suficiente, le encantaba hacerlo solo porque podía voltear y encontrar a un chico profundamente dormido, con sus pestañas acariciando los pómulos y el cabello (que había dejado crecer) cayendo hasta cubrir parte de su rostro. Lo que en verdad Jisoo más amaba era el olor natural que emanaba el chico, aquel aroma a miel en el que se perdía porque le hacía sentir en casa.

Sonrió y se acomodó mejor entre los brazos que la rodeaban, recostando su cabeza en el pecho contrario, dejándose llevar por el ritmo de los latidos del corazón de Dae, esperando poder conciliar el sueño otra vez. Pero él despertó y pasó una pierna sobre el delicado cuerpo de Jisoo, dejando descansar el peso de la misma en los muslos.

— Buenos días, amor — saludó la típica voz ronca que solía tener al recién levantarse. Jisoo solía imitarla solo por diversión.

— Buenos días — respondió en voz baja, cerrando los ojos ante las repentinas caricias en su espalda baja.

— Iré a preparar el desayuno, puedes dormir un poco más si quieres — sugirió antes de ahogar la oración en un bostezo que hizo reír a Jisoo.

Se besaron y la primera sonrisa de la mañana se dibujó en los labios de Jisoo.

Ahí, una vez que Daehyun abandonó la habitación, se acomodó entre las sábanas hasta cubrirse por completo. De pronto, recordó el infierno que pasó meses atrás y cómo había escapado de él para ascender al cielo.

«Voy a cuidarte, lo prometo», le había dicho Jennie esa tarde en su departamento, haciendo.

Si podía permitirse ser honesta, Jisoo nunca tuvo esperanza de que todo entre ellas funcionara y pudieran volver a ser las mismas de antes, pero se permitió intentarlo por tercera vez al creer que, tal vez, las piezas que perdió volverían al lugar al que pertenecían y poner su mundo en orden, como debía ser.

No retomaron su relación. Para Jisoo, confiar en Jennie era muy difícil y, Jennie, necesitaba recuperar al menos un poco de la propia para cambiar lo esencial. Así que, a pesar que esa tarde sus labios se hayan encontrado con fervor toda la tarde, decidieron no volver.

La mayor había salido de aquel departamento a las nueve de la noche, en contra de la insistencia de la castaña para que se quedara. Le confesó que le aterraba la idea de verla partir, que la idea de ver su espalda alejándose le ponía los pelos de punta. Pero Jisoo le había tranquilizado diciéndole que seguramente volverían a verse al día siguiente temprano, cosa que, por una u otra circunstancia, no se pudo dar.

let's hurt tonight ; jensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora