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Eran las 11:30 AM cuando comenzaba el día de Jisoo, después de tomar esa ducha finalmente pudo conciliar el sueño.

Despertó para desayunar sola, su estómago ardía y exigía comida con urgencia, después de todo, no había recibido nada más que licor en toda la noche. Y mientras se obligaba a terminar bocado a bocado su tostada, sintió que el corazón se le encogió con fuerza al recordar la decisión que tomó hace unas horas. No era la correcta, ya lo sabía.

Sin embargo, estuvo determinada a hacer de ese día el último que tenga como prioridad a alguien que no sea a sí misma. Después de todo, no podía ayudar a Jennie si ella misma no se encuentra bien, no podía entregarle todo su amor a Jennie cuando ya no le sobraba ni un poco para sí misma.

Tenía que tomarse tiempo para estar bien.

Necesita estar lejos de Jennie para sanar.

Necesitaba encontrarse a sí misma de nuevo.

Ya lo sabía, lo tenía presente, pero hacerlo era diferente.

Se apresuró a cambiarse de ropa y arreglar su cabello, cubriendo con maquillaje las bolsas negras bajo sus ojos. Después, le respondió a Jennie un simple "estoy en camino" y abandonó su apartamento.

En el camino pensó que solo bastaría un toque en la puerta de Jennie para tenerla en frente de nuevo y no se sentía preparada realmente. Esperaba que ninguna tuviera deseos de huir otra vez.

Para cuando llegó al edificio, el miedo había desaparecido. Subió por las escaleras en lugar de tomar el ascensor, escuchando el eco de sus pasos y la sombra que se proyectaba desde sus zapatillas rojas. Antes de tocar, relajó sus hombros y se repitió que no haría nada estúpido, que se mantendrá bajo control.

Jennie abrió la puerta tras escuchar los tres golpes seguidos en la madera. Ambas se encontraron en la mirada de la otra y tardaron unos minutos de total silencio hasta que pudieran regalarse una sonrisa a medias. Entonces Jisoo dio un paso al frente y Jennie la dejó entrar.

Se sentían cohibidas, como si tuvieran que cuidar cada movimiento que realizaran. Jennie parecía llevarlo mejor, había algo en sus ojos que demostraba la ausencia de temor, solo podía encontrar una seguridad tímida que le daba a su rostro un aire angelical. Se aseguró de cubrir su torso con un hoodie que le doblaba la talla, escondiendo así los rasguños de su pecho y de sus brazos. No quería asustar a Jisoo o hacerle sentir que tenía la culpa de sus marcas recientes.

Jisoo tomó lugar en el sofá de la sala, sintiéndose tonta por no encontrar una posición cómoda. Se dedicó a mirar a Jennie preparando té de menta, su favorito, tal vez notó la extraña rigidez de su cuerpo. Cuando Jennie volteó, desviaron la mirada avergonzadas; sus sonrisas se mezclaban con el aroma de la menta.

La mayor sintió que, de alguna forma, regresó a su verdadero hogar. Un antiguo y desgastado hogar que aún guardaba algo de calidez dentro.

Jisoo siempre sostuvo que su hogar estaba donde Jennie estuviese. Juró que así sería por el resto de sus días, incluso si algo o alguien se interponía. Entonces nunca importó si se encontraba en una habitación de hotel, detrás de escenarios, en una cafetería o simplemente en otro lugar, porque Jennie estaba a su lado y así estaba bien.

Siempre podía ver las sombras de ambas bailando alrededor, reproduciendo una y otra vez los besos compartidos en la cocina, los abrazos de bienvenida, las risas de que resonaban en los corredores; sus fantasmas amándose en la habitación. Y cuando volvía al mundo real, Jennie estaba frente a ella, permitiéndole respirar su dulce aroma, trayendo de vuelta la paz que perdió.

Sí... siempre la volvió a elegir, cada día.

— ¿Fuiste al hospital? Ya sabes, tu muñeca — las temblorosas manos de Jennie apenas podían sostener la taza para entregársela a Jisoo.

let's hurt tonight ; jensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora