La vida estudiantil

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La libertad es todo un misterio, o al menos así es como yo lo veo, algunos dicen que ya la viven, otros como yo aun nos sentimos como pájaros en jaulas. Y no lo digo por estar en este internado, mis padres me habían enviado aquí para "protegerme de la muerte" que nos acechaba ya hacia muchos años atrás.

-Brethav esperó estés poniendo atención- me llamo la atención el profesor Valdor.

-por supuesto- respondí aunque de una mentira se trataba. Historia de guerras pasadas y presentes, ese era el nombre de su materia, mejor conocida por nosotros como "hora de dormir" para nuestra desgracia es la materia mas importante.

-si como no Brethav- se burlo el maestro. Ya era común entre nosotros, nuestra relación era mas allá de una entre alumna y profesor, yo le diría que es mas bien una relación tóxica de tensión. El tintinear retumbo en mis adentros.

Y ahí estaba mi salvación, la campana que anunciaba el fin del periodo. Tome mis libros desganada y salí junto a los demás entre la multitud que se juntaba en el pasillo.

Aferre los libros a mi pecho, para que al pasar entre la masa de gente estos no se cayeran, con cuidado de no chocar con nadie, busque con la mirada. A lo lejos vi a un chico de cabello negro y ojos ámbar, estaba apoyado en el gran pilar con su espalda, tenia pinta de chico malo, algo que lo caracterizaba mucho.

-Adam- lo llame mientras me acercaba a él. Me miro con una sonrisa traviesa, a lo que yo ignore como de costumbre -te volviste a saltar la clase- le reproche. Era la tercera vez en la semana, una falta mas y no presentaría el examen de la próxima semana.

-no se de que te quejas- me respondió con burla -te ofrecí saltarte la clase conmigo- dejo caer aún mas su peso en el pilar -de todas formas no necesitas entrar a clase para aprobarla, eres muy buena en esa materia Iris - se acerco peligrosamente a mi rostro.

Coloque mi mano derecha en toda su cara para apartarlo, logre hacerlo sin perder la compostura.

-son temas nuevos- me excuse -al menos debo saber que estudiar- quite mi mano de su cara -no invadas mi espacio personal- regañe.

-pues antes te gustaba eso- me sonrió juguetonamente -incluso me pedias un beso- carcajeó.

Mis mejillas se coloraron ligeramente y sentí la cara arder, apreté aun mas el agarre en mis libros, pase aun lado de él chocando mi hombro a propósito con el suyo.

-imbécil- le llamé.

Adam y yo habíamos tenido nuestra historia, somos amigos desde niños, hace dos años iniciamos una relación de noviazgo, la cual se fue al caño por toda nuestra inmadurez. Sin embargo nuestra amistad no se perdió, ahora estábamos juntos en el internado ya con nuestros 16 años.

-unicornio- me llamo, rodeo con su brazo mi cuello para darme un especie de abrazo brusco -sabes que bromeo pesado- continuó hablando, sin embargo lo ignoré nuevamente -perdón...- dijo mientras se detenía y al mismo tiempo me detenía yo.

-disculpa aceptada- respondí mientras con mi mano derecha, daba un par de palmadas a su pecho -ahora sueltamente, respeta mi espacio personal- quite con el mismo brazo el suyo de mi cuello.

Durante el año y medio que llevamos estudiando aquí, solo nos teníamos el uno al otro. La mayoría de los jóvenes humanos venimos aquí, es el mejor refugio contra la amenaza que existe.

Desde hace unos miles de años, los vampiros y humanos hemos estado en una especie de guerra, la cual venimos perdiendo siempre. Los Vampiros toman la sangre humana para poder tener aun mas fuerza de la que ya tienen. El castillo del basilisco era con anterioridad un castillo de vampiros, luego lo abandonaron, algo que conozco de esas bestías es que no vuelven al lugar que abandonaron.

-¿como te fue en clase?- preguntó con la clara intensión de cambiar el tema -
¿Valdor aun te odia?- bromeo.

Aun caminábamos lado a lado, en dirección al jardín delantero del instituto.

-no entiendo cual es su problema conmigo- confesé mientras hacia un gesto con las manos.

Víctor Valdor era nuestro profesor de historia, además de asesor y supervisor, su deber era orientarnos, aunque siendo sincera nunca pediría un consejo de un hombre amargado como él. Desde el primer día que lo vi supe que tendría problemas con él, aunque me esforzará por tener una buena conexión él era apático a mi.

-escuche el rumor de que vivía en Rive- respondió Adam llamando mi atención -eso explicaría el porque tu madre sabia de él- me miro un poco mas serio.

Rive era nuestra tierra natal, estaba a un día de viaje en el medio que sea de la escuela. Mi madre antes de morir me había dicho que Víctor Valdor me daría clases, debió advertirme que ya me odiaba.

-¿y que?- preguntó fastidiada -soy Iris no Raquel- dije obvia. Raquel era el nombre de mi difunta madre, la había perdido al mismo tiempo que empecé a estudiar aquí, su ultima voluntad fue enviarme a este internado.

-si pero eres la viva imagen de tu madre- respondió mientras alborotaba mi cabello.

Ya había escuchado eso muchas veces, si era verdad que tenia mucho por no decir el completo parecido físico a mi madre, mi ondulado cabello castaño claro con reflejos y mis ojos chocolate eran herencia de ella, sin embargo nuestras actitudes era completamente opuestas.

-cambiando de tema- retome la conversación -mañana debes entrar por tres razones- me detuve para mirarnos frente a frente -la primera es que si faltas otra vez no presentaras examen, la segunda es que mañana veremos los orígenes de la guerra y tres- eleve cada uno de mis dedos conforme iba enumerando -no quiero estar sola y si me dejas solas no te hablare hasta la graduación- le señale con el dedo índice tratando de sonar amenazante. Objetivo cumplido.

-ya tranquila- tomo mi dedo con su mano y lo quito de su rostro -sabes la razón por la cual falte- elevo ligeramente los hombros.

Adam soltó mi mano lentamente, solté un suspiro agotado, toda la semana me había dicho que quería investigar el ala sur. No es que estuviera prohibida, pero tampoco estaba muy concurrida, se decía que cosas extrañas sucedían ahí, además de que según los rumores, la escuela guardaba severos misterios.

-¿y encontraste algo?- le pregunte casi en un susurro.

Él miro a todos lados para verificar que nadie escuche nuestra conversación.

-hay una biblioteca- me sonrió como niño emocionado -esta en ruinas, el techo se cayó y los libros están llenos de polvo- trató de detallarlo lo mejor posible -mas que una biblioteca parece un salón de baile-

Rodé los ojos aburrida, ¿Qué tenía de emocionante una vieja biblioteca?, yo lo veo de lo mas normal, este castillo tiene mas antigüedad que el linaje de una familia real.

-como sea- Murmuré -me voy a mi dormitorio- me despedí con la mano para terminar de cruzar el jardín en dirección al otro edificio.

Rosas De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora