La melodia del piano

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-¿esta es el área oeste?- le preguntó a Adam.

Nuestra ronda de vigilancia había comenzado hace unos 20 minutos, Amber nos había dado una lampara de mano para iluminar nuestro camino. Me había puesto un suéter que le había robado a Adam hace unos años, de color blanco, obviamente me queda grande, pero cubre el pequeño short de mis piernas.

-si, mas al fondo esta el salón que encontré- me respondió pegándose mas a mi para no caer debido a las pésimas condiciones del pasillo. Ya me había lastimado 3 veces con los escombros y ahora mi tobillo sangraba ligeramente -¿ese no es mi suéter?- tomo la manga de el ahora mi suéter -siempre me quitas todo- empujo ligeramente mi mano.

Decir que le quito todo es exagerar, talvez me quede con su suéter y lo mas probable es que no se lo devuelva nunca, pero como su mejor amiga tengo el derecho de hacer eso, podría decirse que es mi trabajo.

-¿quieres que me congele y que media escuela vea mi pijama?- le cuestiono en tono de burla. Ya sabia que me diría que no de todas formas.

-nadie esta despierto Iris- se burlo de mi -además de que yo ya a visto esa pijama muchas veces y creeme que tienes otras mas reveladoras-

Gracias a la vida esta oscuro, o vería mi cara toda roja, solo me limite a empujarlo ligeramente.

Iba a volver a empujarlo con la intensión de tirarlo al suelo con mi cuerpo, pero algo me detuvo, una melodía. Me quede quieta y fría, quería asegurarme primero que no había escuchado mal, pero si, era la melodía de un piano, era lenta, delicada y muy tranquilizante, podría decir que era hermosa.

-¿escuchas eso?- pregunte en un susurro al idiota que tengo por amigo.

-si- apenas pudo responderme. Con torpeza ambos caminamos a paso lento hacia el fondo del pasillo, la melodía cada vez se hacia mas fuerte, estaba segura de que era un piano.

Nos detuvimos en la gran puerta blanca con tonos plata incrustados delicadamente. Pero apenas di un paso al frente, la musica se detuvo por completo.

Apreté mas el agarre a la lampara, me atreví a asomar la cabeza dentro del lugar para echar un vistazo dentro de el.

-no me digas que tienes miedo- se burlo en un susurro Adam. Saque la cabeza al notar que no podía ver nada adentro por la distancia y el amplio del lugar.

-si eres tan valiente- le respondí igual en un susurro, le entregue la lampara en su mano para luego darle un jalón y empujarlo dentro del salón - haslo tú- le señale.

Él me miro con nerviosismo, sabia muy bien que el igual tenia miedo de lo que fuera a encontrar ahí adentro.

-... ¿Me acompañas?- me pidió casi llorando.

Solté un suspiro y a la vez soporte una risa burlona. Di un paso dentro y justo en ese momento el piano dio un ultimo sonido antes de dar paso a un lamento.

-¿por favor dime que escuchaste eso?- le rogué a Adam, si él no lo había escuchado agendaria una cita con la psicóloga del internado y posiblemente luego me manden a encerrar por demencia.

-...si- tartamudeo el pobre chico que de seguro necesitara ropa interior limpia -Iris mejor vámonos, ya confirmamos que no hay nada aquí- tomó mi mano y comenzó a arrastrarme fuera del lugar.

Pero justo antes de atravesar esa puerta nuevamente algo me llamó.

-adiós- una voz femenina y delicada se despidió de nosotros, Adam y yo giramos la cabeza en cámara lenta para toparnos con algo asombroso. Aunque fuera solo por un segundo exactamente, vimos a una chica de cabello largo que la iluminaba la poca luz de la luna que apenas entraba al lugar. Sin embargo apenas parpadeamos ella desaparecido, ni siquiera pudimos ver bien su rostro o su ropa, no recordaba el color de su piel o que tan largo tenia el cabello, pero su desaparición igual de repentina a su aparición fue suficiente para que Adam y yo saliéramos corriendo y gritando alternadamente del lugar como si nos persiguiera un asesino serial.

No estoy segura de que fue lo que vimos, una vez que llegamos al patio que separaba los dos edificios nos detuvimos ante la luz de la luna para poder recuperar el aliento, mis piernas temblaban al igual que todo mi cuerpo, aun podía sentir la adrenalina por mis venas, ni siquiera había recordado que me había lastimado el tobillo y ahora había un ratro de sangre por todo el piso y parte del pasto.

-¿tu también la viste?- le pregunte a Adam aun jadeando y apoyando mis manos en mis rodillas para recuperar el aliento -a la chica- expliqué.

Adam se sento en el pasto tratando de recuperar el aliento que habíamos perdido con ese maratón.

-si, era una chica- me respondió a duras penas en un casi susurró -pero desapareció muy rápido, creí que fue mi imaginación- hablo un poco mas rápido y apenas podía comprenderle -pero tu... También la viste-

Escuchamos pasos hacia nosotros y nuevamente el miedo me recorrió, al girarme una luz blanca me sego.

-Brethav, Spring -nos llamaron, una vez que la luz me dejo de segar vi al profesor Valdor mirándonos con despreció -porque no me sorprende, ¿se puede saber que hacen aquí?- nos pregunto como un perro ladrandonos a la cara.

-profesor, vimos a alguien en el ala oeste- le dije algo alterada a lo que el se sorprendió -vimos a una chica que luego desapareció frente a nuestros ojos- concluí.

El profesor me miro de arriba a bajo sin expresión alguna en el rostro, no se si me creía o no, pero yo decía la verdad en cada una de mis palabras.

-creo que perder tanta sangre te afecto Brethav- se burlo al señalar mi tobillo desangrado -están muy pálidos, mejor vallan a dormir- nos ordeno a ambos.

Baje la cabeza al pensar en la posibilidad de que pudiera haber imaginado todo, pero si Adam también la vio ¿significa que los dos alucinamos?

Adam paso a un lado de mi, yo trate de seguirle el paso sin embargo al pasar junto al vejestorio de Valdor su voz me detuvo.

-tu no Brethav- me pare en seco al escuchar mi apellido -ven con migo-

Mentalmente se que, ya fui

Rosas De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora