vigia del bosque

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Realmente golpearía al imbécil que me hizo entrar aquí apenas lo vea, pero como esa imbécil soy yo la cosa es diferente. No podía auto golopearme, es muy estúpido, al igual que la idea de entrar aquí ¿en que demonios estaba pensando? Para empezar ¿estaba pensando? No lo creo, parece que solo estaba usando una neurona.

Ahora me siento como Adam cuando comete una idiotez, ¿cómo? babosa.

Estamos en medio, o creo yo que es el centro, del bosque en plena noche, sin luz y sin un sentido de orientación. Lo único que tengo es un amigo miedoso, un pie vendado, miedo y frío. Ahora lo que necesitó es una estrategia y un plan que funcione par que nos saque de aquí.

-¿y ahora qué?- me preguntó Adam sin dejar de aferrarse a mí.

-si supiera que hacer no estaría parada aquí- exprese mi inconformidad. Solté un suspiro de frustración -ah!, realmente no se que hacer- confesó bajando la cabeza.

Si comenzábamos a caminar podríamos perdernos mas, pero si no hacíamos algo pronto moriríamos de frío o de un ataque por los cazadores nocturnos que podrían rondar aquí. A lo lejos me pareció ver un resplandor, era una especie de luz blanca que comenzó a acercarse a nosotros.

-¿vez eso?- me preguntó Adam para confirmar que no alucinaba. Apenas pude decir que si con la cabeza cuando la luz se detuvo y nos alumbró a ambos.

No podía ver muy bien a la persona que sostenía la linterna, pero podía notar que llevaba lo que parecía ser una capucha oscura que le cubría.

-¿estan perdidos chicos?- preguntó la voz femenina proveniente de detrás de la linterna -dejenme guiarlos- se ofreció amablemente.

Dejo de apuntarnos con la luz y alumbró el camino que había que seguir. Adam y yo no lo pensamos mas y corrimos detrás de la encapuchada, teniendo una distancia considerable de ella para que no se sintiera acosada por nosotros.

-disculpe que pregunte pero ¿quien es usted?- pregunte tratando de no sonar descortés.

La encapuchada misteriosa, nuestra salvadora oportuba tardo unos minutos en contestar.

-soy la vigía del bosque- respondió con su dulce voz, no sonaba a la voz de una señora, sino a la voz de una chica joven, tal vez de nuestra edad -soy la encargada de guiar a aquellas personas que se pierden en mi bosque, me gusta creer que soy la única que conoce cada rincón- río a lo último.

No sabia que en había alguien especifico encargado del bosque, pero ella debe de estar diciendo la verdad, para entrar y saber como regresar o saber a donde ir, debe conocer el lugar como la palma de su mano además de poseer un sentido de la ubicación increíble.

Seguimos a la vigía hasta que a lo lejos divisamos la escuela, pero habíamos entrado por un pasillo alterno que no conocía muy bien.

-¿qué lugar es este?- le pregunte a Adam. El miro las paredes y los escombros en el suelo.

-es el ala oeste- respondió.

Al no conocer el ala sur tan bien cono el resto de la escuela, supuse que era uno de sus rincones mas recóndito. Pero lo importante aquí era que ya estábamos de vuelta al lugar, suena extraño decir que volver a la escuela me hacia feliz, y había que agradecerle a la vigía por ayudarnos. Pero fuimos interrumpidos por nada más ni nada menos que Víctor Valdor.

-Iris, Adam, ¿donde estaban?- preguntó algo sorprendido de encontrarnos aquí.

Mire a mi amigo tratando de no parecer confundida por el tono que el profesor había usado, era un tono de preocupación.

-creímos ver algo en el bosque y nos perdimos en el, la linterna se quedo sin batería y no sabíamos como volver- explique brevemente -gracias a la vigía logramos volver- Sonreí.

La chica tenia el rostro cubierto por la capucha que llevaba, pero ahora que la veía un poco mas clara por la luz de la luna que lograba iluminar todo el pasillo, confirme que ella era mas o menos de mi altura, pero era todo lo que podía ver de ella, la capucha cubría todo su cuerpo sin dejar ver nada mas de ella.

-estábamos preocupados al no encontrarlos- admitió el profesor captando mi atención y haciendo que lo volviera a mirar directamente a la cara -la envíe para que verificara el bosque en vusc de ustedes- su expresión cambio a una de alivió -gracias por traerlos de regresó Asia- concluyó.

El nombre me sorprendió mucho, cuando gire a ver a la chica, esta se había quitado la capucha.

Debajo de la capucha había una chica sin color, casi transparente, con un tono plateado y el cabello de un tono plata mas claro que lo que parecía ser un vestido, su cabello era largo y risado, además de que parecían flotar a voluntad propia asimilándose al efecto del cabello en el agua, su rostro era fino, sus ojos parecían ser negros, además de que sus pies no se veían más. La chica era lo que nunca había querido creer, un fantasma.

-fue un placer viejo amigo- respondió con su suave voz, realizó una especie de reverencia y se giro para luego desaparecer cuando atravesó una pared de concretó.

Estaba en shock, no sabia que demonios había sucedido, tenia muchas preguntas rondando en mi cabeza pero sucedía que del impacto había olvidado incluso como hablar.

-¿ella es...?- balbuceo sin encontrar mas palabras que decir, pero parece ser que no soy la única, Adam se a quedado de piedra y a palidecido como nunca.

-si- respondió el profesor -la dama de oro, Asia Camus, la chica que dieron por muerta hace tantos años- finalizó dramáticamente su oración con un suspenso inesperado y con todos nosotros mirando en dirección a donde la misteriosa chica, que resulto ser la dama de oro, desapareció, a sido un día muy raro cosas impresionantes o increíbles comí estas no suelen sucederme.

Creó que estoy apuntó de desmayarme, por favor que alguien me atrape antes de hacerle una visita al suelo.

Rosas De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora