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Oct. 21, 2025 – Luna nueva

Me quedaban tres días en el pueblo y los chicos habían insistido en hacer una especie de despedida similar al primer día en que nos conocimos, un asado con un par de cervezas y una conversación adolescente que se podrían más profunda cuando la madrugada cayera.

Hasta ese momento no había visto a O.V y había estado excusándome con O.A cada que se le ocurría que debíamos salir. Estaba nostálgica en general por tenerme que irme, así que me asegure de estar saliendo sola esos días para sentirme menos apegada a cualquiera de los que había conocida allí, porque mantenía la creencia, aunque muy vaga, de que "el lugar lo hacen las personas", yo misma lo estaba experimentando en ese momento.

Acudí a la hora que me habían comentado los chicos llevándome por sorpresa de que Kay traía compañía, pero lejos de sentir celos me molesté al notar que pretendía hacer parecer con toda la escena y como la educación estaba primero me acerqué a saludar presentándome con la persona a su lado para correr luego al lado de los demás. Unos minutos después me atrevía a preguntar por Tay a quien no había visto aún, los chicos me comentaron que estaba arreglando todo el tema del viaje por lo que se había ausentado.

El tiempo pasaba volando y se debía a lo bien que la estaba pasando, conversamos mientras reíamos de cualquier tontería; en un momento de la noche sentí mi garganta seca por lo que caminé tranquilamente a tomar una cerveza dulce del petaco que había, en el camino me tropecé con O.V y como no tenía nada para decirle me limité a tomar la lata.

  — Lo siento —escuché que dijo, apenas de manera audible.

Solo clave mi mirada en sus ojos intentando descifrar si se estaba disculpando por llamarme mentirosa y cobarde la última vez que nos vimos o por traer a alguien más para hacerme creer que mi lugar había sido reemplazado fácilmente y que sintiera ¿celos? al estar constantemente, durante todo el tiempo que estuvimos hablamos, dando caricias a propósito a su acompañante mientras mantenía su mirada puesta en mí para leer mis expresiones. Había visto su interacción en ocasiones, no era ciega y menos si se había sentado justo frente a mí, pero lo cierto es que lo único que provocó es bajar las expectativas que tenía respecto a su manera de actuar frente a ciertas situaciones.

  — Ya no importa —respondí sin siquiera intentar ocultar la pereza que me daba darle largas al asunto que estaba cansada de repetir. Recogí mis pasos de nuevo a la mecedora que estaba ocupando.  

QUIZÁ EN OTRO UNIVERSO © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora