capítulo diez
LA CASA DE LOS GRITOSCalpurrnia miraba a todas partes buscando entre los demás estudiantes a su amigo Lupin, pero no lo veía por ningún lado. Le preocupaba el echo de que Remus llevase dos días sin entrar a clases, temía que algo malo le hubiese sucedido.
—¡Hey princesa! —exclamó Odisea pasando su brazo por los hombros de la morena—. ¿Qué tanto buscas?
—¿Sabes dónde está Remus? No lo he visto desde hace dos días.
—Ecuché que su madre enfermó y tuvo que ir a cuidarla.
—Entiendo.
—¿Por qué preguntas? ¿te gusta?
Calpurnia se sonrojó.
—No, simplemente me preocupa que no lo haya visto en clases, eso es todo.
Odisea entrecerró sus ojos.
—Como digas... quiero que veas algo, o mejor dicho, que escuches algo sorprendente de Hogwarts —dijo jalando de la túnica a la morena.
—¿Pero los chicos?
—Ellos nos esperan allá —comentó—. Severus insistió en que viniera a buscarte.
Calpurnia asintió y ambas salieron del castillo adentrándose ahora al jardín trasero de Hogwarts. Caminaron hasta llegar a una cerca dónde Evans y Snape estaban esperando.
—¿Que hacemos aquí? —preguntó Calpurnia confundida.
—Venimos a ver eso —señalo Lily a una casa vieja a lo lejos.
—¿Una casa?
—Oh no, no es cualquier casa —respondió Odisea y la morena alzó una ceja—. Esa es la casa de los gritos.
—¿Casa de gritos? —repitió aún más confundida la morena.
—Cada fin de mes, desde esa casa se escuchan gritos —comento Severus—. Nadie sabe la razón, pero con solo escucharlos puedes sentir el dolor de aquella persona... si es que es una persona.
Calpurnia asintió. Aquello se escuchaba extraño, tanto que había despertado la curiosidad de la morena. Los cuatro amigos esperaron a escuchar los famosos gritos, pero al no escucharse nada, tuvieron que abandonar el lugar e ir al gran comedor a cenar con sus compañeros.
Pero claro que eso no se iba a quedar así.
Cuando la cena llegó a su fin, la morena se alejó de sus compañeros de casa y salió de Hogwarts en dirección a la cerca. La nieve en el suelo, enterraba gran parte de sus zapatos, el frío penetraba su abrigo provocando temblores en todo su cuerpo, pero eso no la detuvo. Allí espero por unos largos minutos hasta que por primera vez se escuchó algo.
Rasguños, lamentos y cadenas se comenzaron a escuchar provenir de aquella espantosa casa. Aunque los lamentos fuesen casi inaudibles, Calpurnia los escuchaba como si estuviesen gritándole directamente en el oído. Fue por eso que se cubrió a como pudo ambas orejas.
—¿Duquesa? —tocaron su hombro y al voltear la morena alarmada, se dió cuenta que solo era Sirius.
—¿Sirius?
—¿Que haces aquí?
—Solo tomaba aire fresco... —contestó y Sirius asintió sin creerle y miró la vieja casa.
—¿Es por eso, verdad? —preguntó señalando con la mirada la vieja casa.
—Debe haber alguien allí dentro, tal vez necesite ayuda...
Sirius sonrió con decaída ternura.
—Solo es una casa hechizada, duquesa... no hay nada allá.
—No lo creo... ¡ahh! —masculló se dolor al sentir una punzada en su cabeza.
—¿Estás bien, duquesa? —preguntó preocupado el león.
—Solo fue un dolor de cabeza... es todo.
—Deberías ir a descansar... te acompaño —dijo abrazándola por los hombros y la llevo nuevamente al castillo.
Calpurnia no puso resistencia y simplemente se dejó guiar por el león hasta que llegaron a las escaleras hacia las mazmorras.
—¿Puedes seguir desde aquí? —preguntó mirándola.
—Si.
—Bien, debo irme —le sonrió el pelinegro y beso su mejilla—. Descansa, si sucede algo no dudes en decirme.
Calpurnia asintió y miró como el chico se alejaba a toda prisa por los pasillos.
Algo anda mal...
Se repetía varias veces en la cabeza de la morena y siguiendo sus impulsos siguió al pelinegro hasta que llegó al jardín y se detuvo, desde allí vio como Sirius se encontraba con Peter y James a los pies del sauce boxeador y después de petrificarlo con un hechizo, pasaron por debajo de este.
Calpurnia trató de seguirlos pero los gritos se lo impidieron. Cubrió ambas orejas nuevamente y se metió al castillo al ver que no iba a poder soportar aquellos lamentos.
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LOVE
FanfictionSirius Black. ¿Me seguirás amando aún cuando ya no sea joven y hermosa? ¿Me seguirás amando aún cuando no tenga más que mu alma adolorida?