XVI

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capítulo catorce
CELOS EN LA AMISTAD

Calpurnia comía en total silencio su pastel de queso en el gran comedor junto a sus mejores amigos.

Odisea leía del diario del profeta mientras comía de una gran chuleta, Severus le estaba explicando el nuevo tema que habían tocado hoy en la clase de pociones: pociones con aceites de raíz y su uso en el ámbito medicinal. El tema era bastante sencillo, se suponía que Evans hacía unas semanas sabía todo sobre el tema y ahora por arte de magia le habían borrado la memoria. Sin duda, algo no cuadraba en ella; esa sonrisa risueña que le dedicaba a Severus la delataba.

Sin duda había sido una tarde difícil para la morena. Había pasado toda la noche elaborando un ungüento para poder ayudar a los leones a no morir asfixiados por las hojas de la mandragora. Este tema la tenía preocupada, cansada y mentalmente agotada.

Odisea, quien se encontraba en la misma mesa, desvió su mirada de la sección de deportes del diario del profeta, para dar un rápido vistazo a su alrededor divisando a Severus enseñándole uno que otro tema de pociones a Evans, nada fuera de lo común, hasta que su mirada se posó sobre la morena, quien tenía su mirada perdida en algún punto de la mesa y con un cubierto atrapando un pedazo de pastel de queso esperando a ser devorado. Se veía fatal.

—Calpurnia —le llamó.

La nombrada no se inmutó, su cansada mirada se mantenía en aquel punto inexistente, ignorando por completo lo que sucedía a su alrededor.

—¡Princesa! —habló más alto la rubia, esta vez agitando su mano frente a la morena.

—¿Qué pasó? —contestó asustada la serpiente, pues Odisea la había tomado por sorpresa.

—¿Estás bien? —la miró con preocupación.

—¿Por qué lo dices? —preguntó confundida.

—Te miras demasiado cansada —contestó Odisea.

—He estado demasiado estresada por la tarea de astronomía.

Odisea entrecerró los ojos dudando de la respuesta de su amiga.

—¿La chica que más sabe de astronomía estresada? Si es un chiste, eres pésima.

—De verdad es eso... —sonrió Calpurnia en un suspiro.

—¿No es porque pasas demasiado tiempo con los leones? —cuestionó.

—¿Estás celosa? —arqueó una ceja.

—Para nada, solo digo que tus sentimientos hacia Sirius se notan a leguas.

—¡No me gusta Sirius! —protestó.

—¿Segura? —se inclinó hacia ella.

—El es solo un amigo de mi infancia, lo quiero como a un hermano... —respondió encogiéndose de hombros.

—Haré como que te creo —expresó con picardía mientras se cruzaba de brazos.

Calpurnia dio un sorbo a su jugo de calabaza, intentando evitar el rostro juguetón de su amiga pues la estaba poniendo nerviosa.

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