Cuando los padres de Anneliese deciden separarse, ella ve como su mundo se cae a pedazos. Lo peor llegó cuando su madre decide mudarse a otra ciudad y ella debe acompañarla.
Lejos de sus amigos y su familia, Anneliese debe comenzar desde cero una nu...
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—¿Ya estás más tranquila?
Rachel terminó de tomar el agua y me miró.
—Si...—Abrió la boca para decir algo más, pero las palabras no salieron.
—¿Gracias?—Completé.
Ella asintió.
Un silencio se instaló en el lugar, la verdad quería preguntar que había sido todo eso que pasó hace solo unos minutos, pero a la vez no quería ser una metiche; al fin y al cabo Rachel y yo no somos amigas.
Pero por otro lado, no me podía quedar callada viendo como ese hombre puede cometer hacerle algo a Rachel o a su madre.
—Sé que ni somos amigas—dije mientras me sentaba a su lado—y que tampoco te agrado, pero no puedo estar tranquila sabiendo que corres peligro. Tampoco te obligare a contarme que pasa, pero quiero ayudar a que denuncies a ese hombre, él puede volver y...
—No.
—¿Disculpa?
Ella se levantó y caminó hacia la otra esquina de la habitación dándome la espalda.
—Bien lo dijiste, no somos amigas y no me agradas, así que no te metas en mi vida.
—Entiendo, pero...
—Esto es algo que no te incumbe, así que olvida todo lo que viste hoy y sigamos haciendo el trabajo.
Quedé en silencio.
Con un nudo en mi garganta asentí, no puedo ayudar a alguien que no quiere esa ayuda.
Me senté frente al computador y seguí realizando las diapositivas, de vez en cuando le echaba una mirada a Rachel, pero ella seguía sin expresión alguna.
Luego de terminar, recogí mis cosas y le envíe un mensaje a Klaus, él me respondió a los pocos segundos diciendo que pasaría por mi.
—Estudia las dos partes, así si una se le olvida algo la otra apoya.
Rachel asintió mientras que recogía los libros.
—Bien, me voy.
Me di la vuelta para salir de la habitación y olvidar este horrible suceso.
—Anneliese—su voz me detuvo.
—¿Si?
—No le digas a nadie lo que viste—Rachel se veía nerviosa.
Yo podría sacar provecho de esto y cobrarme por todas las que ella me ha hecho, pero no, no lo haré.
—No le diré a nadie.
Dani de su habitación directo hacia la puerta, al pasar por la sala pude ver a varios del personal de limpieza ordenando el lugar. Los restos del jarrón y la sangre que se había esparcido por el costoso suelo de mármol, habían desaparecido, dejando el lugar como si ahí no hubiera ocurrido nada.
