~°~ SIRIUS & PROCYON ~°~ JONGKEY ~°~ [PAUSADA]

CAP. 1 ~°~ SIRIUS ~°~

—¡Den todos la bienvenida al Príncipe Sirius! —Exclamaba un hombre viejo y canoso alzando a un pequeño lobo gris para que los pobladores del Reino de Arctos lo reconocieran.

Los aullidos de todos los presentes inundaron el ambiente del próspero Reino, el cual se encontraba en un verde valle rodeado por montañas enormes custodiándolo y volviéndolo prácticamente inaccesible.

—¡Larga vida al Príncipe Sirius! —exclamaba el hombre.

—¡Larga vida! —repitieron todos, cuando sus aullidos se convirtieron en palabras, sus patas en manos y piernas; su pelaje, garras y colmillos desaparecieron y finalmente se irguieron para aclamar a su Príncipe y posteriormente reverenciarlo.

El viento rodeó al pequeño príncipe cachorro, transportando su esencia a cada uno de sus súbditos, inundando cada hogar y cada rincón del Reino, aprobando la existencia del Príncipe y enalteciendo su sangre real, unos minutos después, aquel que sostenía al cachorro lo abrazó contra su pecho y dio media vuelta para abandonar el balcón.

—¡Mi querido hijo! —La joven reina se acercó con los brazos abiertos, una mujer alta, delgada, con piel blanca como la nieve y un largo cabello blanco del mismo color, el cual contrastaba hermosamente  con unos enormes ojos azul zafiro.

Las patitas del pequeño cachorro llegaron al suelo, y corriendo hacía la reina resbalaban en el blanco y pulido piso, hasta que final mente en la forma de un pequeño niño llegó al abrazo de su madre; el pequeño príncipe parecía una copia exacta de la Reina pero en un bonito gris oxford.

—¿Quién es “Sirius” mamá? —preguntó el pequeño inhalando la fragancia de la reina.

—Desde hoy ese es tu nombre cariño —La Reina acariciaba los cabellos de su hijo.

El niño confundido se separó del abrazo de su madre, y mirándola le dijo.

—¿Yo? —Se señaló a sí mismo—, pero mi nombre es Jongh-…

—¡Tu nombre es Sirius! —El Rey se hizo presente, un enorme hombre con barba y cabello negro y tupido, con una voz fuerte y gruesa—, a partir de hoy, estás bajo la protección de Sirius, has sido elegido.

Al escuchar la voz del Rey, el pequeño se había refugiado nuevamente en los brazos de su madre.

—A partir de hoy —El Rey continuó—, debes olvidar el nombre que te dimos, serás llamado únicamente como Sirius, y jamás… debes faltar a las tres reglas que te hemos instruido.

—No quiero ser Sirius —dijo el pequeño contra el pecho de la Reina.

El Rey suspiró, no era como si él hubiera deseado que su único hijo y heredero al trono fuera elegido por "Sirius".

—Vamos —El Rey indicó al girar sobre su eje.

El joven príncipe observó a su madre y ella le sonrió para posteriormente tomar su mano e ir tras los pasos del Rey.

Fue así como la familia real abandonó el castillo, cruzaron las calles del Reino, mientras los habitantes abrían paso con una sonrisa; el Fuerte Rey contaba con el respeto y la lealtad de su pueblo, mientras que la amable y benevolente Reina era apreciada y amada por todos; y el pequeño príncipe, era la combinación perfecta de ambos.

El sol en lo alto comenzaba a bajar, en el horizonte el color rojizo comenzaba a hacerse presente, y los brillantes zafiros azules del príncipe se vieron atrapados por aquella coloración.

—No te atrases —El Rey indicó.

El pequeño príncipe se percató que frente a él, las huellas de sus padres habían perdido su forma humana y nuevamente tenían la forma de enormes patas de lobos que evidenciaban su paso por la montaña, su mirada subió a lo largo del sendero, y fue ahí donde los encontró; un enorme e imponente lobo negro de ojos rojos, junto a una loba blanca y majestuosa de ojos azules.