~°~ SIRIUS & PROCYON ~°~ JONGKEY ~°~ [PAUSADA]

CAP. 5 ~°~ EL PODEROSO FENRIR ~°~

El amanecer llegó, el astro rey se mostró innecesariamente imponente esa mañana.

Tanto Jong como Min no habían podido dormir bien por lo que prácticamente arrastraban sus pies por el camino de tierra rumbo al siguiente pueblo, su última parada en la civilización antes de llegar a un antiguo templo que les revelaría la naturaleza de su búsqueda.

—¿Qué diablos fue eso de anoche? —cuestionó Jong bostezando.

—No tengo idea —Min le respondió—, pero no íbamos a quedarnos a averiguarlo.

—Al parecer hay muchos seres poderosos fuera de Arctos.

—Debimos traer una escolta —Min dijo cuando al mismo tiempo su panza gruñía por el hambre.

—Lo lamento —Jong dijo—, por mi culpa dejamos el dinero en la taberna, si fueras solamente Fenrir no sufrirías hambre.

—No te disculpes —Min vio un arroyo, podemos pescar algo.

—¿Podemos?

—Puedo —Min corrigió con un suspiro, la verdad era que Jong a pesar de ser su amigo era un tanto torpe, nunca había cazado nada, mucho menos matado algo.

Eso porque el Rey y la Reina de Arctos temían que Sirius lo dominara si lo dejaban cazar.

—Quédate debajo de ese árbol mientras trato de cazar algo.

Así Min bajó la pequeña ladera del río, entró al agua y comenzó a acechar a los peces.

Jong permaneció bajo la sombra de un frondoso árbol mientras recordaba el sueño de la noche anterior, ese donde un bellísimo zorro platinado parecía pedirle que se acercara.

—Parecía tan real —dijo al ver las nubes moverse en el cielo—, me preguntó si... ¿Vendrás de nuevo cuando duerma?

Jong cerró sus ojos con la esperanza de dormir, pero el zorro platinado no llegó, en cambió una risita conocida se hizo presente.

—Jijiji~ Sirius tiene tiempo de descansar bajo la sombra.

Jong abrió sus ojos y vio un pequeño conejo blanco que se limpiaba el pelaje junto a él.

—¡¡Tú!! —dijo señalando al conejo—, ¡Eres el que me dejó caer por el acantilado!

—¿Acantilado? —el conejo lo miró ladeando su cabecita—, ¿Qué acantilado?

—¡El precipicio! —Jong aclaró.

El conejo lo miró a los ojos directamente, por alguna razón Jong sintió un poco de miedo, entonces el primero sonrió y le dijo.

—Sí, fui yo —comenzó a limpiar sus bigotes—, debes recordar la diferencia entre un acantilado y un precipicio.

Jong se quedó extrañado, al menos pensó que el conejo negaría los hechos y no que los aceptaría descaradamente, miró en todas direcciones y no había nadie más, solo él, el conejo y Min tratando de pescar.

—¿No lo vas a negar?

—Jijiji~ ¿Por qué lo haría? —el conejo se rascó la oreja con su esponjosa patita—, fue divertido verte caer.

—¿Divertido? —Jong se molestó—, pude hacerme mucho daño.

—Jijiji~ pero al final curaron tus heridas...

—¡¡Espera!! —Jong reaccionó—, ¿Viste a la criatura que curó mis heridas?

—Lo vi —dijo el conejo al comenzar a dar brinquitos en su lugar.