VENENO Y MÁS TÉ

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Duele, cuando curas lentamente las heridas del pasado pero hay dos difíciles niveles para sanar, las cicatrices recientes y las que tienen profundas conexiones con el alma, esas que te marcan, las que te cambian.

¿Te has preguntado por qué estás aquí aún?

El hombre que guarda silencio entre pociones y oscuridad, entre frío y temor, ahora sólo espera que los días sanen algo más que sus recuerdos graves, temores de aprender a olvidar, temor de haber conseguido dar fin a una mordedura más grande que unos colmillos de serpiente, cuello que recibe la consecuencia en sacrificio de su voluntad, sin embargo no pudo jamás contra esa mordida en su carne a pesar que fue sólo en el oído y con una sutil voz de joven mujer.

La soledad era su escondite, sin amigos en quién confiar, sin amo a quién obedecer, sin ser sombra antes del amanecer, solo... Sólo un día más y una segunda oportunidad para ver más lunas brillar sobre el lago.

Severus Snape, rareza de hombre, no hay nadie más callado que él, no hay nadie con la mirada tan fría y seria y aquellas posturas que dan escalofríos entre los pasillos bajos y altos del castillo.

Un hombre peculiar sumamente cuidadoso de sí mismo y de otros, sabe lo que piensan otros de él pero no sabe lo que piensa él de otros, valiente por motivos personales, caballero anticuado con aires de maldad, descansa viendo el recipiente de vidrio antes de salir a tomar desayuno en un ambiente que no se termina de construir sobre sus cabezas mágicas quebradas hasta el cerebro por tantos traumas y muertes. El lugar de donde se puede rescatar aún esperanzas para él.

Único hombre, frágil en el interior por haber retenido tanto tiempo sus sentimientos para una vida restaurada, sacrificado al compromiso y no a la libertad.

Mago que se las arregló en estrepitosa decisión de último instante para despertar días después dentro de su tumba inducido bajo su propia poción peligrosa con artes oscuras.

Se preguntaron muchas cosas pero después no les importó.

¿Que si tenía cómo hacerlo, cómo regresar a la vida?

Sí tenía todo ese poder, el hombre era un misterio y lo que otros conocían sólo era un veinte por ciento de él y sus capacidades.

***

Hogwarts 1PM Gran Comedor.

-Come algo por favor —Vector lo veía tan demacrado desde hace unos días al regreso de su muerte y el interno cuidado en San mungo por petición de Minerva. Pues como se esperaba se había salido antes de terminar sus listas de tratamiento.

Snape no volteó a verla, no quería hablar con nadie, nada le apetecía que esconderse y pensar más hasta desesperarse. Había sido suficiente dos semanas con algunas damas tocando su rostro y obligándolo a hablar a pesar del dolor en el cuello.

La mujer se alejó y regresó a su lugar para darle paz, para verlo como hace tres días, solo, pensativo, callado en su rincón sobre la mesa de profesores en el rincón de su mundo Severusland donde hay más reglas que en una biblioteca con respecto al ruido y más oscuridad que las mazmorras al dejar pasar a un trol de la montaña.

Snape no quería ser grosero sin embargo callar le era más fácil que intentar decir con amargura que no le antojaba mover la mandíbula, pues era obvio que la acción aún le dolía. Y qué bueno que era pocionista aunque en recientes actos de automedicación se le había prohibido más analgésicos para el intenso dolor.

"TÉ" Pensó y de inmediato su taza se llenó con una aparición placentera turbia y humeante la cual deja escapar dos hilos que suben en danza gravitatoria e ingresan por las fosas nasales cuando el cuerpo hace una larga aspiración.

La pequeña cuerda de hilo sobresalía del borde y el extremo en papel transparente que deja ver las diminutas hojas y ramas de su sabor favorito. Concentrado acercó sus labios delgados con los cabellos hacia delante los cuales le cubrían el rostro en cualquier gesto placentero al sentir el líquido caliente deslizarse lentamente hasta tocar su lengua y seguir hasta el fino espacio en su garganta de donde contradictoriamente salía voz gruesa.

"Mmm durazno, canela y..." Disfrutaba en la mente el sabor, el olor, la textura, hasta que fue interrumpido.

—Severus, al terminar ven a la oficina de dirección, acomodaremos todas las clases en un nuevo horario, en la última reunión se quedó... —No terminó porque el mago giró viéndola en fastidio notorio.

—Ya lo sé, las clases deben terminar temprano hasta que el castillo regrese de ser escombros  —su rostro parco, tan serio y molesto sólo le dejó asentir a la directora para irse.

Pero aquello fue muy inoportuno, su disfrutar del desayuno se acabó y se puso de pie en su lugar para irse hasta desaparecer del comedor al fondo del pasillo central.

Al llegar frente al pensadero en el salón privado de Dumbledore, metió su cabeza junto a sus recuerdos para ver eso que no tenía sentido de guardar por más tiempo.

¿Hasta cuándo será tan clara esta visión? Se dijo en la mete triste por no poder estar con ella, su madre.

***

Después de dos horas volvió al mismo lugar alto del castillo para observar a los jóvenes de tercero y cuarto olvidar tan fácil que sus vidas estuvieron a punto de ser arrebatadas.

Y entonces ahí en el silencio viendo el cuadro del jardín junto a la pileta detuvo sus ojos en aquellos jóvenes con colores rojos, jóvenes de Gryffindor que ya no necesitaban vigilancia. Por largo rato este hombre confundido entre la sombra del ambiente y el muro al rededor del ventanal intentó leer sus labios mientras sus personas se daban permiso de socializar en tonterías y planes cercanos a su libertad.

Pero descuidado por la alta atención en ellos una curiosa mirada castaña alzó la vista y lo descubrió atento, sin embargo él no la apartó ¿Por qué habría de hacerlo? Su mirada era lineal sin ningún significado oculto, sólo el caer de una piedra en una piscina de ternura odiosa y compasiva.

Aún le molestaba esa amabilidad en los ojos de todos, que pensaran exponer una amistad al acercarse por creer que le conocían sólo por algunas cosas reveladas a Potter.

¿Acaso eso era toda su vida? ¿Acaso de verdad muy en el fondo él planeaba morir? Porque ahora que vivía sólo le quedaba aprender cuál era la nueva corriente para establecerse ¿Dónde sería eso? ¿Acaso era en Hogwarts donde debía permanecer?

Eso le decía la mirada de la joven frente a sus ojos, podía adivinar sus pensamientos de lástima aunque sabía bien que quizá eran de respeto y admiración, no obstante su estado de dolor le hacía sufrido o inmerecido de sincera atención.

Porque sus alumnos querían darle eso, querían darle amistad y apoyo en todo a modo de agradecimiento.

El mago apretó los labios enojado, otro día más y giró sosteniendo sus manos detrás de la espalda como si estuviera seguro de portarse así ante un manojo de pupilos perdidos en la frescura de sus vidas.

Desapareció unos segundos después como si fuera parte de la negrura por falta de luz en ese espacio como balcón.

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"No puedo vivir sin mi alma" - Jane Eyre

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