VENENO Y TÉ-MORE (SEVMIONE)

INSOLENTE

-Flasback-

—¡Fue Snape quien lo mató, lo vi, él le rogó por su vida! —Potter lloraba porque Albus ya hacía muerto y tirado en el pasto.

—Harry no puede ser, el profesor Dumbledore confiaba en él —exclamó la bruja quien analizaba dentro de sus recuerdos todas las veces que vio sin querer al director y al mago de Slytherin hablar en privado y a escondidas en algún pasillo del castillo o incluso en la misma torre de astronomía. En primer año los ayudó, en tercero los protegió de Lupin al convertirse un lobo, en quinto año también fue de ayuda al avisar a la orden que fueran al Ministerio. ¿Por qué lo mataría?

Recordaba esas sutiles marcas de ayuda que no eran del director durante todos esos años, su ceño fruncido no le dejaba creer lo que escuchaba en la voz herida de Harry y sus propios escalofríos l tener que estar segura que su amigo no le mentía.

Por eso insistió delante de su amigo:
—Debe de haber una respuesta lógica detrás. El hombre es oscuro y se rumorea que también mortífago, pero todo por un motivo, sin embargo hay vacíos e imposibles en su comportamiento, si él hubiera estado de lado de Voldemort te hubiera matado desde hace mucho o incluso al director, por eso no tiene sentido que sea hasta hoy.

Harry con los ojos rojos se perdía en la mirada de su joven amiga, quería que fuera así, no haber tenido que ver que aunque empezaba a confiar en esa ayuda extraña del pocionista, su sexto sentido no podía aún aceptarlo y terminó por confirmar que no era bueno si no malo, el hombre era malvado ¡Un horror!

—Basta, Hermione, ahora es cuando debemos aceptar que no hay nadie en quién confiar, sólo nos tenemos los tres por ahora, debemos encontrar esos objetos malditos, destruirlos uno a uno...

—¿Él era, cierto? ¿Era el príncipe mestizo?

—Sí —Harry con lágrimas en los ojos se fue dejándola sola en el borde del bosque prohibido con dolor en su estómago por el crucio de Snape que le dejó tirado—, este mortífago protege a Draco —Harry se encendía en más cólera mientras se alejaba de la chica.

¡Era su libro, no fue un accidente que Harry lo tuviera en sus manos, otra vez nos ayudó, otra vez lo hizo, profesor! ¿O el director se lo pidió, y si así fuera... Por qué... por qué lo hizo, señor? Hermione se repetía en la mente sin creer todo lo que sucedía.

—Nos ayudó, nos ayudó... El profesor Severus guarda un secreto, no es un completo desgraciado estoy segura —Hermione empezó a caminar con dirección al castillo, debía ordenar sus cosas para irse. Recitaba eso seguido de sutiles susurros para ver si algo le respondía con sabiduría, cualquier recuerdo inmediato.

No se había dado cuenta al llegar a su torre que los estaban siguiendo desde hace varias horas ¿Quién era ese que siempre los hacía sentir seguros?

----fin flashback----

Sábado 2PM, Hogsmeade.

Mientras hablaban en la puerta de la entrada de esa taberna un hombre con capa que cubría su rostro pidió su bebida para el frío y se sentó al otro lado de la barra dando la espalda hacia la señora que servía las bebidas a dos hombres ancianos.

Hermione empezó a ver en el mostrador algo que comprar y beber porque tenía frío y sed, pero luego se acercó a la dependienta y sonrió al ver en su cabeza e imaginarse ese favorito y delicioso sabor.

—¿Lo mismo de siempre, señorita?

—Sí Ruperta, gracias —peinó su rizos rebeldes en intento de cubrir su cara por el descontrol, su crema de peinar fabricada por su Parvati no era tan buena como la de ella pero la usaba por amabilidad y porque tenía el Prejuicio de que en la India eran expertos en pociones y pomadas de belleza.