AL ACECHO

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Hermione quería mantener silencio pero su forma de ser se lo impedía. Quería más, quería decir algunas cosas, las respuestas habían sido pocas.

—Sus labios, son tan... Me gusta lo delgados y pálidos e interesantes cuando se enoja —Hermione no podía dejar de ver al mago mientras este con un hechizo fermentaba las hojas de té.

—No me distraiga —lanzó interesante y lento.

A la joven le era inevitable soltar aquellos comentarios a pesar de también ser madura.

Snape se mantenía serio al realizar todo, no estaba molesto si no que él era así, en una manera de ser complicada.

—Lo siento —espetó tímida.

—Intento concentrarme y ya es bastante difícil. Antes de hacer esto que ya hace bajo mis manos quisiera besarla todo el fin de semana, sin parar, sin hacer pausas pero no se puede, no aún porque entonces terminaría desnuda en la hilandera —La miró un instante pero regresó al caldero, serio.

Hermione sonreía por las cosas que decía. De verdad, Severus Snape acaba de decir que quería besarla y además de que quería llevarla a su casa.

—Deja eso un instante —Pidió ella sin sonar impertinente—, Una pequeña pausa, serán segundos... —la voz se hizo era suave y trataba de ser correcta con él.

—¿Quieres que lo deje, no quieres probar el té que únicamente sólo podrías beber si viajas a algún restaurante de Asia?

—Tiene razón pero... —Hermione se hizo sobre las piernas del mago sentándose con inocencia y acercando su rostro a él—, Me gusta el té pero esto... Si nos descubren ¿No ha pensado más hablar de esto conmigo?

Snape dejó todo en pausa y como en una pregunta lenta de permiso con su mirada, sostuvo con ambas manos la cintura de ella, la miraba a los ojos sintiéndose por un instante como un joven desquiciado y todo gracias al uniforme.

—por favor, quítese la corbata, señorita —esa prenda le hacía sentir aún más malo de lo que ya se juzgaba.

Se hizo hacia atrás un poco apoyando su peso lentamente sobre el arbusto. No pasaría nada porque este era resistente, lo que no era resistente era mantener la tranquilidad de su masculinidad y más ahora que ella lo presionaba sin saber, presionaba el lugar que era mejor dejar al final para una caricia traviesa.

Vio cómo ella le hizo caso y después de eso le colocó esta en el bolsillo del mago.

—¿Cómo hiciste para salvarte de Voldemort? —ella ya estaba arrepentida de lanzar esa pregunta.

—Fácil, utilicé una poción. Es la poción que está en la mitad del libro sólo que la modifiqué hace año y medio aproximadamente. Por eso estoy vivo —Se quedó pensando.

—Claro, sabía que había sido una poción —La chica asintió y le besó despacio los labios del mayor.

Él se dejaba hacer porque si debían ser descubiertos al menos podría decir en Azkaban hola que la besó por mucho tiempo.

—¿Por qué ha decidido usar mis piernas como una silla para sentarse? Y antes de que me responda, quisiera decir que casualmente desde que empecé a vigilar su campamento ya no he tenido pesadillas si no sueños con usted, Atrevida —Snape sólo quería llamarle la atención.

—Usted no comprende algunas cosas de mí como yo no comprendo cosas de usted, profesor... —susurró ella y lo besó otra vez despacio—, Siento que debo aprovechar cada minuto y que algo me despertará, que mañana me gritará como siempre en su clase. Ya no soy una niña, señor ¿Por qué espera?

VENENO Y TÉ-MORE  (SEVMIONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora