PROBLEMAS

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La joven estudiante absorbía con cuidado su bebida caliente favorita dentro de su thermo, el sabor del durazno, la canela y las ramitas de menta era lo mejor de la noche para estudiar en la biblioteca, su recipiente estaba hechizado para evitar derrames o accidentes pues era usual que ante un repentino cansancio acurrucarse sobre la mesa y sin querer empujar un objeto sin darse cuenta, así disfrutaba mejor de su lectura con algo de líquido de buen sabor y caliente.

Su concentración no podía perderse y es que desde muy pequeña sentía que debía esforzarse el doble para conseguir tener éxito, a pesar de siempre salir exitosa la inseguridad cada mil años la traicionaba, bueno, es un decir porque apenas había cumplido los diecinueve, traducido a muggle significaba que no había vivido si quiera un cuarto de siglo.

Y así en su lectura atenta una figura alta, oscura y enojada paseaba en el pasillo contiguo, él creía que buscaba un libro pero inconsciente la vigilaba a ella. Como cada día tenía que dar clase pero al ser de noche era buena idea dar un paseo y sus pies le habían llevado a esa parte de la biblioteca por el olor intenso de hojas de menta el mismo que lo había descolocado antes, era el olor de tres ingredientes exactos que no podía dejar de enumerar en las mañanas de invierno reciente.

La vio, era obvio que esperaba encontrarla con las narices enterradas en un libro más pesado que ella, literal en sentido físico y emocional pues la joven era como un agujero negro hambriento de letras.

—¿No puede evitar ser usted, verdad, Srta?

—Eh —ella se asustó era lógico porque su voz grave le ocasionaba escalofrío—, profesor... —El hombre tenía intención de sorprenderla y esta joven mujer se tensó—,Yo... Es que... —se sintió obligada a decir lo que pensaba con toda sinceridad—, Necesito mantener mis buenas notas para ingresar con sobresaliente a la universidad de magia en Francia, parece que me es fácil a veces pero si no me esfuerzo me puede ir muy mal —bajó la mirada.

El hombre se dio cuenta de su inseguridad y entonces se dijo en la mente: Y muchas veces la juzgaba por soberbia, mh parece que me precipité. Luego siguió porque tenía ganas de molestar, algo muy poco frecuente en él dentro de la biblioteca porque en los pasillos casi siempre cazaba Gryffindor para bajar puntos y la biblioteca para el pocionista era un lugar sagrado para descansar en las letras.

—¿La sabelotodo Granger necesita estudiar para conseguir eso que dice? —tenía que sonar desinteresado y lo logró aunque fingía bien.

La joven alzó la vista con cara de pena y humildad sincera pues esa era la verdad delante de quien sea, todos creían que ella ganaba buenas notas sólo por usar la pluma y la verdad era que no, que la joven de Gryffindor desde muy pequeña usaba el giratiempos más tiempo de lo permitido para mantener un ritmo extraordinario en sus notas.

—Siempre, señor, siempre debemos estudiar incluso si somos profesores algún día pero yo debo de hacerlo el doble a comparación de otros, volver a tomar información de repaso es necesario —parecía que discutía pero en realidad le explicaba, las manos de la joven quietas sobre la mesa y la tensión de sus hombros por la interrogatoria impertinente le causaron temor.

—¿Insinúa que yo como profesor soy ignorante?

—¿Cómo? —Hermione se sorprendió al ser malinterpretada—, No... Bueno sí... Pero me refiero a que... Yo... —bajó su cabeza y el tono de su voz porque esperaba que le fuera mal con él como si muy lentamente una cuerda se trepara en su cuello en parangón con una serpiente a punto de estrangularle. Así se sentía con el jefe de Slytherin y se él se dio cuenta del temor que le causaba a la joven—, Yo un día seré profesora, hablaba de mí, señor.

El hombre sintió una repentina angustia, Granger tenía aires de soberbia, era segura siempre pero no había notado aquello, estudiaba a cada uno de sus alumnos y por todos esos años a veces se le había escapado algo. Ella por ejemplo.

VENENO Y TÉ-MORE  (SEVMIONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora