La situación le desagradaba en lo absoluto. Le resultaba difícil entender que en realidad eso estaba sucediendo, pues para él no era más que una terrible pesadilla; una de la cual quería escapar ahora mismo. La actitud atrevida e imprudente de Namjoon no le estaba dejando otra opción. A causa de que Jimin no quería recurrir a la violencia, ansiaba con todo su ser que éste recapacitara, que entrara en razón y se percatara del grave error que estaba cometiendo, de manera que le facilitara el asunto.
Pero era en vano, Namjoon no parecía estar interesado en dar marcha atrás en su plan. Al contrario, parecía estar muy seguro de llevar a cabo lo que tenía en mente.
—Por favor, no —suplicó Jimin, musitando, sintiéndose cada vez más pequeño—. No quiero hacerte daño, por favor.
Pese a sus súplicas, Namjoon no cedió. Al encontrarse cegado por los efectos del alcohol y quizá de alguna que otra droga, no podía controlarse y medir sus actos. Deseaba a Jimin, y aunque éste se negaba, aseguraba que él también le deseaba tanto como él mismo. Por lo tanto, no estaba dispuesto a dejarlo con facilidad.
Ambas manos de Jimin se situaban sobre su pecho, ejerciendo cierta fuerza con el objetivo de apartarlo fuera de sí. Sin embargo, no sabía si era porque el pelinegro era más fuerte o si él estaba más débil, pero fuera como fuese, la presión que realizaba sobre el pecho del otro no era de mucha ayuda, puesto que sus cuerpos se encontraban demasiado cerca entre sí.
Namjoon quiso besarlo, mas el ojiazul le corrió el rostro, sin darle la oportunidad para que lo hiciera. Su paciencia se agotaba. La repugnancia que le generaba aquel chico de ojos sin color definido iba en crescendo a medida que los segundos avanzaban. Y no lo pudo soportar más cuando las atrevidas manos de su acompañante comenzaron a tocarle en una zona lo suficientemente privada como para que la completa furia se desatara en Jimin.
Fue allí cuando el pequeño volcán inofensivo que hacía tiempo se hallaba inactivo, estalló en una inesperada y terrible erupción. La rabia que Jimin experimentó, provocó que toda aquella amabilidad que poseía de modo irreversible gracias al azul de sus ojos, se disipara por un instante.
Las manos de Jimin, las cuales continuaban ubicadas en torno a su pecho, ascendieron hasta llegar los hombros de Namjoon, apoyándolas con fuerza allí. Si el pelinegro hubiese estado sobrio y buenas condiciones, hubiera sabido identificar a la perfección el golpe que le deparaba, por lo que habría tenido excelentes posibilidades de defenderse y eludir el dolor. Pero se encontraba demasiado lejos de estar sobrio, así que ni siquiera se lo esperó cuando la rodilla de Jimin impactó con potencia contra su entrepierna.
El chico que ahora tenía en sus pupilas el color negro, retrocedió unos cuantos pasos, retorciéndose del inigualable dolor que le causó aquel golpe del cual Jimin no se sintió muy orgulloso de dar. Y por culpa del alcohol que habitaba en su organismo, no tardó mucho en desplomarse en el suelo.
—Nunca más vuelvas a tocarme —espetó Jimin con evidente enojo, antes de que pudiese sentirse culpable por lo que había hecho.
No obstante, al tiempo que lo observó allí, tirado en el piso, el efecto de su enojo cesó, de manera que empezó a ocasionarle una inevitable pena. Jimin batallaba consigo mismo para no ir corriendo a ayudarle, dado que su lado protector se activó instantáneamente, mas no dejó dominarse por éste.
Estuvo a punto de emprender camino hacia el interior de la casa en busca de su compañero de trabajo, Jin, para que se hiciera cargo de Namjoon, pues él ya no quería saber más nada con aquel hombre. Sin embargo, no fue necesario, ya que el chico de orbes marrones apareció por fortuna entre toda la multitud que había adentro.
Tan pronto como Jin llegó a la escena, se dirigió de inmediato al joven que se hallaba tendido en el suelo, totalmente preocupado y alarmado por él. Jimin los observaba desde una distancia no tan alejada, sintiéndose una pésima persona por haber golpeado a alguien que le importaba.
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Peligro de Extinción (Jikook) [Adap.]
FanfictionUn color de ojos quiere dominar: los líderes. Un color de ojos está en peligro de extinción: los débiles. Una corporación del estado lucha por obtener la estabilidad social y la igualdad entre los distintos colores de iris. Park Jimin, un miembro...