Capítulo 2

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Sophia

Luego de terminar toda la jornada escolar, todos los estudiantes salieron como animales enjaulados y como no si hoy ¡¡Era viernes!!. Todos los viernes Alli y yo salíamos a fiestas que organizaban los estudiantes del liceo.

Conduje a casa, al llegar entré y me encontré con Nina en la sala

—Veo que ya haz llegado —dijo con una sonrisa cálida y voz suave

—Sí, gracias a Dios —respondí, sentándome en el enorme sillón de cuero

—Me imagino que tienes planes con Alli — Nina y mi amiga se llevaron muy bien cuando se conocieron, ya que, muchas veces ella venía a quedarse a mi casa.

—Sí, como todos los viernes. Vamos a ir a disfrutar de nuestra juventud —respondí con una sonrisa soñadora.

—¿No deberías limitar un poco tus salidas?, tus padres se preocupan cuando no llegas a casa

—Lo sé, ¿pero que puedo hacer?, no me quedaré aquí mirando como la juventud se desvanece entre mis dedos, debo disfrutar y qué mejor que una fiesta. Realmente el liceo se ha vuelto mas estresante que nunca —puede llegar a ser muy dramática

—Me imagino, cada vez te veo más centrada en tus estudios —respondió con ironía

—¡Oye! que intentas decir, me esfuerzo, sabes

—Si claro, y pasando a otro tema, ¿Qué tal los chicos? –preguntó mirándome fijamente

—Oh, vamos Nina sabes que lo mío no va por esos rumbos. Mejor pasarla bien

—Algún día te llegará el chico perfecto

—¿Si?, bueno mientras espero por ese chico, disfruto de mi vida —respondí  mientras me dirigía a mi habitación para arreglarme y salir a disfrutar de mi hermosa juventud.

Arthur

Conducía por la ciudad con mi amado auto, hasta la casa de Max, que quería ir a una fiesta. Ese estúpido que me amenazó con llamar a una de mis conquistas e invitarla a mi departamento por segunda vez, y eso queridos, está totalmente prohibido. Es la segunda regla, la primera es ser el chico mas sexy y hermoso de todo lugar.

Estacioné mi belleza, baje y toqué el timbre. Una de las sirvientas me abrió, al verme una sonrisa coqueta se instaló en su rostro. Le sonreí y pase a la sala a esperar a ese imbécil que tengo como amigo.

—Vaya, llegas temprano —dijo Max entrando a la sala

—Sí, lo prometido es deuda

—No te he escuchado llegar, ¿Quién te abrió la puerta?

—Macarena

—Es Marcela —corrigió mi amigo

—Bueno, que quieres que te diga, quiere conmigo —dije muy orgulloso de que otra caiga en mis redes

—¡Ey! amigo bájate de la nube y vamos —Max abandonó la sala y yo lo seguí

Los dos nos dirigimos a una fiesta  que organizaba uno de nuestros amigos del nuevo liceo al cual asistiríamos. Se preguntan por qué, buena la única respuesta que obtendrán es que somos muy hermosos para nuestro liceo antiguo.

Es solo un amigo... creoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora