V. El llanto del viento

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Cuando los enanos hubieron sido desatados y para cuando Bryssa hubo dejado de abrazar a Bilbo —aunque en palabras de él más bien lo había asfixiado bastante—, Fíli y Kíli se aproximaron a ellos y les dieron las gracias a ambos. Poco después reunieron a los poneys y recogieron el campamento, contentos de tenerlos de vuelta, aunque con notable cansancio en sus rostros.

Bryssa acarició el morro de Pomelo y la poney color bayo relinchó suavemente mordosqueándole la mano. La hobbit sonrió y le dió una manzana que extrajo de su propio fardo. A unos metros de ella, Gandalf y Radagast la miraban, hablando entre ellos.

    —Tiene buena mano con los animales —admitió el Pardo, mirando los mimos que la mediana le dedicaba a su montura. Gandalf asintió.

    —Bryssa siempre fue muy amante de la naturaleza. Su espíritu es joven e inocente, aunque inquebrantable muchas veces.

    —Eso es una extraña combinación, querido amigo —observó el otro mago, mirándolo interrogante.

    —Y aún así, Radagast, creo que Bryssa te será de ayuda allá en Rhosgobel. —Su semblante pareció oscurecerse mientras miraba al otro Istari, recordando las palabras que le había dedicado cuando se lo había encontrado después de dejar solos a los hobbits y los enanos.

Algo despertaba en Dol Gudur, un mal que auguriaba muchos desastres para los siglos venideros en la Tierra Media. Radagast había acudido allí cuando Gandalf se lo había pedido para llevarse a Bryssa, pero el maiar había aprovechado la ocasión para comunicarle los recientes e inesperados ataques que estaba recibiendo el bosque de Rhosgobel, donde mantenía su residencia, entre los valles del Anduin y el Bosque Negro.

Radagast se encontraba sumamente consternado por lo que había visto allí: «arañas», le había dicho a Gandalf y su compañero había enmudecido brevemente ante las inesperadas noticias procedentes de Aiwendil⁴. Que las grandes arañas huyeran de su hogar en Dol Gudur solo podía reafirmar la creencia de ambos Istari sobre que algo terrorífico se resguardaba tras los muros de la abandonada fortaleza en ruinas.

Bryssa | El Hobbit & ESDLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora